Pedro Sánchez ha celebrado que Ciudadanos se haya pegado dos tiros en sendos pies con su promesa formal de no pactar con su persona, con el presidente, con él mismo, con «Pedro el guapo». En realidad, C's le ha pegado otro tiro al PSOE más arriba, a la altura del hígado, porque ha dejado claro a los socialistas partidarios de la moderación y de la unidad de España (que son la mayoría de ellos) que si votan a Sánchez votan pacto sólo con los independentistas. El tiro en el pie auténtico se lo ha pegado Sánchez con su Manual de resistencia. Este era un libro para entretener la tensión en La Moncloa mientras él agotaba numantinamente la legislatura. Algo como revista de corazón en sala de espera de dentista. El título lo dejaba claro. El contenido, por lo que vamos sabiendo, también.

Arranca contando que su primera decisión en La Moncloa fue cambiar el colchón de Rajoy. Cambiarlo puede ser lógico en una casa alquilada, pero él lo cuenta para hacerle un último desprecio simbólico al anterior presidente, como un vudú viscoelástico. Se nota en que tira de viejo refrán con ironía nueva: no vaya a ser, dice, que «dos que duermen en un mismo colchón/ se vuelvan de la misma opinión». Entre líneas se le oye: «Ji, ji», encantado de sí mismo, «el guapo».

Con todo, la mala idea es mejor, porque, si dice la verdad y fue la primera decisión que tomó nada más llegar a La Moncloa, hay que celebrar que no tuviese que ir al baño. Nos lo habría largado igual. El DiSputado se consuela en Twitter: «Si Sánchez gana las Generales no tendrá que cambiar el colchón. Eso que ganamos». Un amigo me escribe: «Yo creo que Pedro el guapo no entendió a su mujer cuando le decía la necesidad de hacerse con "un colchoncito" aprovechando que estaban en Moncloa...» Además está el pequeño detalle de que los colchones en La Moncloa se cambian protocolariamente: Pedro cambió, pues, un colchón nuevo, a estrenar, con el ansia de hacer su gran gesto.

Todo esto sin salir de la primera página del Manual de resistencia. En otras confunde a san Juan de la Cruz con fray Luis de León o se recrea en su mote «Pedro el guapo» o farda de complicidad [sic] con Felipe VI o describe cómo aclimató a sus hijas (¡su primera negociación como presidente!) a La Moncloa. En plena campaña, para la que este libro no fue escrito en absoluto, va a ser una bomba. O un tiro en el pie, por usar la audaz metáfora de nuestro escritor.

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