Vox ha pasado de ser motivo de chufla hace cuatro años a tener cientos de miles de votos y estar representado en multitud de instituciones. A uno puede no gustarle. De hecho, a mí no me gusta. Pero Vox no es una enfermedad; es, en todo caso, un síntoma, algo imprescindible para curar una enfermedad. Vox plantea retrocesos en la forma que hemos dado de relacionarnos en la sociedad española y de cómo nos relacionamos con los que vienen. Puede parecerme retrógrado, infantil o intelectualmente pobre, pero hay gente que no lo piensa y que puede pensar que el infantil y el intelectualmente pobre soy yo. Estoy seguro que podríamos hablar sobre ello. Porque no creo que Vox sea una organización compuesta por personas malvadas, sino que algo ha sucedido para que cientos de miles de personas se atrincheren en un pasado indudablemente peor, pero que ellos prefieren a un presente que no entienden o a un futuro que temen.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios