La firma invitada

Carlos Rodríguez

Vivir: Cuestión de actitud

"Sólo triunfa en el mundo quien se levanta y busca las circunstancias, y las crea si no las encuentra".

George Bernard Shaw

EN efecto, la interpretación de ese guión que es nuestra vida, es una cuestión de actitud. Y ésta empieza desde el momento en que decidimos de qué manera la vamos a interpretar. Si asumimos este guión como algo preestablecido, nuestra actitud se va a ver condicionada por las pautas que se nos hayan puesto de antemano en nuestro proceso de "enculturación", y nuestra capacidad de acción puede verse mermada por los prejuicios que nuestra cultura tiene establecidos. Sin embargo, si asumimos dicho guión como una página en blanco que nosotros mismos, libres de toda influencia cultural y/o social, escribimos en nuestro día a día y rellenamos con nuestra propia actitud o mejor aún con la manera que tenemos de ir afrontando, momento a momento, las circunstancias que nos abordan en nuestro devenir diario, podemos hacer de nuestro "vivir" una forma muy interesante y productiva de ser, hacer y tener.

Esto quiere decir que en la manera en que nosotros actuemos, o mejor dicho, en la actitud que tomemos frente a lo que nos acontece, nos sentiremos de una manera u otra. Si afrontamos con una actitud positiva todas y cada una de las circunstancias que nos acechan, nuestros sentimientos generarán unas emociones que nos permitirán hacernos sentir bien; de lo contrario, si la actitud que tomamos es negativa, nuestros sentimientos generarán emociones negativas. No hay mejor manera para medir estos sentimientos que nuestra propia "brújula interior", la cual nos indicará en qué camino nos encontramos, o mejor aún, cuál es el rumbo que seguimos y si este rumbo es el adecuado o no.

La utilización de esa brújula interior es lo que se llama inteligencia emocional, y que no consiste más que en saber cómo gestionamos nuestras emociones, para lo cual utilizamos como indicador de nuestro estado emocional aquella manera en la que nos encontramos y, según sean nuestros sentimientos, sabremos que estos serán agradables si estamos haciendo una buena gestión emocional o desagradables, si estamos haciendo una mala gestión de las emociones. Por tanto, el adoptar una actitud optimista o positiva frente a determinada circunstancia hará que nuestros sentimientos nos proporcionen unas emociones agradables, por el contrario las actitudes pesimistas o negativas, nos aportaran emociones desagradables.

De ahí que se diga que nos convertimos en lo que pensamos, es decir, conforme nuestros pensamientos sean optimistas nos sentiremos bien, mientras que si pensamos "en negro", obviamente nos sentiremos mal. A veces, sucede que afluyen a nuestra mente tal cantidad de pensamientos (alrededor de 60.000 diarios), que la incapacidad por controlarlos, nos lleva a un estado de ansiedad tal, que nos resulta difícil tomar una actitud firme que nos permita hacernos con la situación, ya que nuestro sistema nervioso parasimpático se hace con las riendas y "cortocircuita" a nuestro cerebro más racional, que según dicen los expertos se encuentra en los lóbulos prefrontales del mismo. Esto lo podemos controlar, ¿cómo? , pues haciéndonos dueños de nuestros pensamientos, es decir, aquietando o acallando la mente mediante la práctica de la meditación. Conectando, a través de la misma, con nuestro interior, y realizando conversaciones con nosotros mismos. No es fácil poner en práctica la meditación, pero si se puede aprender esta técnica, sólo necesitamos algunos minutos al día y un lugar tranquilo y libre de toda interferencia sensorial. Insisto, su puesta en práctica nos proporcionará una paz mental, tal, que merece la pena ejercitarla de manera habitual.

A lo largo de mi experiencia con personas en el camino del desarrollo personal y/o profesional, he podido constatar que aquellos que tienen una actitud positiva, es decir, aquellos que afrontan sus circunstancias de manera que se hacen los dueños de la situación y no cesan en su empeño de dar pasos adelante, no dejándose impresionar por los resultados que se puedan producir con sus actitudes, en otras palabras, aquellos que "arriesgan", son los que verdaderamente triunfan en el campo tanto profesional como en el de las relaciones humanas. Por el contrario, aquellos cuya actitud siempre es negativa y se quedan "inmovilizados", padeciendo las consecuencias del peor enemigo del ser humano como es el miedo, que les impide actuar y tomar cartas en el asunto, difícilmente son capaces de mantener unas buenas relaciones personales, a la vez que son incapaces de desarrollar satisfactoriamente cualquier tipo de trabajo y sentirse en la senda del desarrollo personal y/o profesional.

Sin lugar a dudas, las influencias de los modelos culturales a los que pertenezcamos, nos va a condicionar en cuales van a ser nuestras actitudes frente a todo lo que nos suceda, si nos dejamos influenciar obviamente. Pero si tomamos nosotros las riendas de nuestra vida, nuestro desarrollo personal irá en otro camino, y podremos ser los actores principales de nuestro guión llamado "vida".

"La vida es lo que hacemos de ella"

Aforismo Tibetano

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