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POR montera

Mariló Montero

Villatuerta y la cuna de Harry Potter

LA escritora J. K. Rowling ha tocado con su varita mágica a un pequeño pueblo de Tierra Estella (Navarra) al confiarle su último secreto. Tras escribir "The end" en la página tres mil setecientas de la saga de Harry Potter, la escritora abrió la ventana de la habitación donde ha fabricado durante la última década un auténtico fenómeno editorial sin precedentes, tomó prestada una lechuza mensajera del pequeño mago, con mimo puso en su pico el disco con el texto de su definitiva obra y le dictó la dirección para que alcanzara Villatuerta. Fueron dos meses de un largo viaje entre Reino Unido y el pequeño pueblo navarro, pero la lechuza dejó, como si se tratara de un hipo de su propia egagrópila, el codiciado texto de Harry Potter y las reliquias de la muerte en la fábrica de historias, Rodesa. Antes de que el cilindro de la prensa su pusiera en marcha, los treinta empleados de la imprenta garantizaron, mediante una cláusula de confidencialidad en el contrato, conservar celosamente el desenlace de la trama. Ninguno de los casi mil habitantes de Villatuerta sabía que entre la margen derecha del río Iranzu, la Iglesia parroquial de la Asunción y la deteriorada ermita de San Román se estaba encuadernando el libro más deseado por millones de lectores que se trastornan por ser los primeros en leerlo.

Justo me parece destacar de mis coterráneos que el nombre de uno de los pueblos más crecientes y bellos de la merindad no corresponde a la lógica relación que induce a todos barruntar el motivo de su alias. El caricaturesco nombre de Villatuerta pareciera haber sido bautizado por una señora que, como la Princesa de Éboli, le hubiera dado denominación a su villa por su condición de tuerta. Nada de eso deducirán cuando puedan comprobar la belleza lenitiva y vivificante de esta localidad navarra. Su denominación, surgida hace dos mil años -de origen romano-, se debe a una villa que entonces emergía sobre una orografía torcida, sinuosa y quebrada. Un escenario perfecto, aquella "Bilatorta", que le hubiera inspirado a J.K. Rowling para cualquiera de las fascinantes aventuras que pudieran vivir Hermione, Ron y Harry. Los tres magos, convertidos en caballeros voladores con escobas mágicas, habrían buscado el talón de aquiles de su insaciable enemigo. El chopo que espera a la entrada de Villatuerta a los peregrinos del Camino de Santiago podría conservar en su misteriosa barriga las reliquias de "tú sabes quién, que no debes mencionar" y a quien sólo el mago valiente le llama por su nombre: Voldemort.

Villatuerta, orgullosa de saber guardar los secretos, ya por tercera vez, puesto que en manos de la fábrica de libros Rodesa han sido publicados otros dos volúmenes de la saga (Harry Potter y la Orden del Fénix, en 2004, y Harry Potter y el misterio del Príncipe, en 2006), invita a que descubra el secreto que encandiló a J.K. Rowling.

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