La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Valle de los caídos y turismo negro

Se da en estos días más protagonismo a Franco y al Valle de los Caídos del que han tenido en los últimos 40 años. Con éxito. Si entre 2013 y 2014 se produjo el mayor descenso de visitas al horrendo mamotreto fascio-faraónico, pasando de 305.721 entradas en 2012 a 242.559 en 2014, a partir de 2015 el número creció hasta alcanzar en 2017 las 283.263. Cosas de la publicidad. Allí solo pueden llevar dos cosas: el franquismo o la curiosidad morbosa. Dado que los datos electorales demuestran que el franquismo no existe -salvo para la izquierda acémila y el independentismo vacaburro que consideran franquista al PP-, debe ser la curiosidad morbosa excitada por la publicidad la que aumenta el número de visitantes que van allí como si fuera la Torre de Londres, la penitenciaría de Pensilvania o el castillo rumano de Drácula, un invento turístico urdido en los 60 (son divertidísimas las dudas de los gerifaltes comunistas al promocionar Rumanía a través de un vampiro contradiciendo el socialismo científico). Es el Dark Tourism o turismo negro.

Pero a lo que iba es al argumento de que Alemania no toleraría un monumento a Hitler. Cierto. Pero se olvida que allí se toleró algo infinitamente peor: la falsa desnazificación. En Núremberg fueron juzgados 24 jerarcas pero miles de los peores criminales de la historia quedaron impunes por la misma razón que se hizo la vista gorda con Franco convirtiéndolo en aliado: había estallado la Guerra Fría y el enemigo era la URSS. Así se forjó la leyenda de un pueblo engañado por unos pocos fanáticos.

¿Engañados? El nazismo era explícito. ¿Pocos? Las SS tenían 900.000 miembros. ¿Justicia? Tres ejemplos: de los 6.500 guardias de Auschwitz fueron juzgados 45, en 1952 de los 75 directores de la Cancillería 49 eran antiguos nazis y la operación Paperclip captó científicos, médicos y militares nazis como Von Braun o Gehlen, jefe del espionaje nazi en el frente oriental y después del Servicio de Inteligencia de la RFA hasta 1963, siendo condecorado al jubilarse. El fiscal Bauer tuvo que luchar contra la Administración para iniciar los procesos de Auschwitz en 1963 y filtró al Mosad la localización de Eichmann temiendo que la policía alemana le alertara. Es conocida la frase de Adenauer para justificar la permanencia de nazis en altos cargos policiales, judiciales, políticos y diplomáticos: "La máquina debe seguir funcionando".

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