Valdueza

Todo lo que no es tradición es plagio y hay una innovación radicalmente conservadora

Buenas noticias haberlas haylas. En Expansión leo que este año hemos estrenado una nueva raza de perros españoles: los valduezas. Se une a nuestro bodeguero, últimamente nombrado Patrimonio Cultural Inmaterial de Jerez, que debe de ser lo más cercano que puede llegar un perro a ser nombrado Hijo Predilecto.

La nueva raza aúna la fuerza y el valor de los mastines con la agilidad y la resistencia de los podencos campaneros. Las liebres del famoso poemilla de Tomás de Iriarte ya no sólo se preguntarán si les persiguen galgos o podencos, sino que tendrán que añadir a los valduezas a sus dudas existenciales.

Una nueva raza de perros es una buena noticia en sí, porque contribuye a aumentar la gozosa diversidad del mundo. Además, se pueden sacar muy sabrosas enseñanzas. Como que "todo lo que no es tradición es plagio" y que hay una innovación radicalmente conservadora y arraigada en la tierra. La raza recibe ese nombre por sus creadores, los marqueses de Valdueza. Empezó a perseguir este sueño el padre del actual marqués, en los años 40. Que lo haya conseguido su hijo quiere decir que él no lo logró, pero que transmitió su afán. «Si no vencí reyes moros/ engendré quien los venciera» es algo que también va en la raza. Una perseverancia que rebosa una vida y pasa de siglo ya merece un monumento en estos tiempos exangües. Pensemos en la cantidad de crisis y convulsiones políticas que no les han distraído.

Hay también un delicioso toque de excentricidad, que no vamos da dejar de celebrar porque sea español, si les reímos la gracia a las gallinas de la duquesa de Devonshire. Guardo un eterno agradecimiento al reverendo Jack Russell, alias the sporting Parson, o sea, el párroco montaraz. Creó el jack russell, un tesoro de terrier. Por cierto, que la primera perra de su raza se llamaba "Trump". El mío, inolvidable, se llamó "Fino".

Valdueza rinde un homenaje siempre que puede a sus perreros, Pedro Castro, el primero, y ahora Santiago Cano. En estos hitos siempre confluye lo mejor de cada clase social y cada oficio; y ésa es otra lección.

Y otra para que no me acusen de patrioterismo. Cuando ya perdían la esperanza de dar con la raza soñada, vieron un gran grifón vandeano y pensaron que refrescaría la sangre, aportando olfato y apostura. Así que en la nueva raza española corre sangre de La Vendée, que es uno de los sitios más sagrados de la vieja Europa. Yo lo veo apasionante.

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