EL anuncio de la empresa Zaragoza Urbana de que abandona el proyecto de construcción de un complejo hotelero en el antiguo instituto Valcárcel de Cádiz es una mala noticia y un nuevo ejemplo de cómo no se deben hacer las cosas. Hacía tiempo ya que se había descartado la posibilidad de que el hotel de cinco estrellas, el primero de estas características en la capital, estuviese listo para la celebración del Bicentenario de la Constitución de 1812. Se podría decir que los gaditanos ya se habían 'hecho el cuerpo' de que este proyecto, que en principio iba a ser uno de los emblemas del Doce, no iba a estar listo a tiempo para esa conmemoración. Pero lo que nadie podía imaginar es que el proyecto se abandonase, como así ha sido, siete años después de que la empresa firmase el acuerdo para su compra a la Diputación Provincial de Cádiz, propietaria entonces del edificio, por nueve millones de euros. Aquel complejo que iba a cambiar el barrio de La Viñaofreciendo toda clase de servicios además de los propiamente hoteleros ha quedado en un sueño para sus promotores, que en estos momentos de crisis no pueden hacer frente a un presupuesto que ascendía ya, con sus posteriores reformas, a los 60 millones de euros. Cádiz pierde una inversión de esas características y la posibilidad de contar con un algo más que un hotel emblemático del que hubiera disfrutado el conjunto de la ciudadanía. Ahora, el futuro de un edificio de la categoría del Valcárcel vuelve a estar en el aire y la sensación que queda es la de haber perdido un tiempo y una oportunidad que difícilmente se volverán a presentar. Sin las trabas y obstáculos administrativos y políticos que, desde diferentes ámbitos, fue recibiendo el proyecto, tal vez hoy estaríamos hablando de una realidad. Lo sucedido con Valcárcel viene a sumarse a la larguísima lista de proyectos que nunca salieron adelante en la historia contemporánea de la ciudad. La falta de consenso entre diferentes Administraciones Públicas, el partidismo y el exceso de burocracia han vuelto a cobrarse una inversión muy necesaria a la que en cualquier otra parte le hubiesen puesto una alfombra roja.