PERÚ, Puerto Rico, República Dominicana, Trinidad y Tobago (bueno...) y Venezuela. Ahí termina la geografía americana para el Ayuntamiento de Cádiz en su colección de banderas en la plaza de Sevilla, abanico flameante presidencial ante el Palacio de Congresos. El abecedario no llegó a la "U" de Uruguay. El mástil donde ondeaba la bandera del país de los charrúas se quedó fuera tras la última obra y ya no se ha visto el momento de enmendar la evidente omisión. Hace dos semanas fueron repuestas las enseñas internacionales tras lucir las del Festival Alcances, pero tal como sucede desde un año y medio atrás, la blanquiazul del sol uruguayo no tiene sitio en Cádiz.

Con una ciudad que se le llena la boca y aspira a grandes acontecimientos en el 12, incluida la capitalidad carnavalera, queda feo que la bandera de la hermana Montevideo esté olvidada en esta relación multicolor.

El semicírculo de banderas en la plaza de Sevilla, donde se también alza el majestuoso mástil de los colores nacionales, es cuanto menos discutible. Se han colocado a la mayoría de los países americanos, aunque no esté Uruguay, aunque sí lucen al viento los colores de Canadá, un territorio en el que los pies españoles no se prodigaron. También aparecen naciones americanas que desde siglos atrás perdieron el idioma español, como Jamaica, Granada (en su momento se llegó a izar la bandera de la ciudad paisana en lugar de la del país caribeño) o la mencionada Trinidad. En la relación también hay un país asiático de profundas raíces hispanas, Filipinas, pero no se incluye, por ejemplo, Guinea Ecuatorial, que también podría añadirse. Si es por lazos históricos en el pasado, además de Estados Unidos también podría plantearse la incorporación de Portugal, Marruecos o Argelia... Pero, en fin, el caso principal es que Uruguay debía de estar sin ninguna duda.