Jueves Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Jueves Santo y Madrugada en la Semana Santa de Cádiz 2024

Si los políticos viven dentro de una burbuja a lo largo del año, durante la celebración de sus congresos suben el nivel: los pasan en una campana neumática. Hacen el vacío a cualquier atisbo de autocrítica que enrarezca el ambiente. Ocurre en el congreso del PP andaluz que se celebra en Málaga y hoy clausura el presidente Rajoy. En los discursos oficiales todo son críticas a la presidenta de la Junta, origen de los males que aquejan a Andalucía. Tanto, que con la simple llegada a San Telmo de su reelegido presidente regional Moreno Bonilla, Andalucía se desarrollará como por ensalmo. Lo dijo ayer desde la tribuna la vicepresidenta Sáenz de Santamaría: con un presidente del PP en la Junta, la región crecerá, creará más empleo y será el motor económico de España; sólo le sobra presidencia de Susana Díaz. ¡De Barrio Sésamo!

Juanma presentó a Soraya con un curioso recurso: dijo que ella estaba allí en su casa. Una cortesía que se solapa con el hecho de que la vicepresidenta, con la anuencia de Javier Arenas, estuvo detrás del nombramiento desde Madrid de Moreno como jefe del PP andaluz, contra el criterio de Cospedal. Dentro de su particular campana, el reelegido jefe regional del PP dijo que cada político debe tener sólo un cargo. Parecía que hablaba de Susana, pero bien podía hablar por extensión de Cospedal, diputada, presidenta del PP en Castilla La Mancha, secretaria general del PP y ministra. O de dos secretarios de Estado, el cordobés Nieto y el jiennense Fernández de Moya, a los que querría ver apeados de sus presidencias provinciales.

Será en esos cónclaves provinciales donde se verá si consolida su liderazgo. Se comprobará si tiene autoridad para mediar en el conflicto de Granada. O en Sevilla, en donde Arenas juega un papel activo de apoyo a uno de los sectores enfrentados y Moreno es ignorado por ambas partes. Ayer, Arenas pidió a Díaz que cuando se vaya deje como regalo a los andaluces la derogación del impuesto de sucesiones. La campaña contra este impuesto ha calado en la opinión pública; ha sido hasta ahora el único éxito de las iniciativas de Juanma Moreno. No es el mismo caso de las mareas blancas, a las que el PP se sumó, pero surgieron en Granada, alentadas por un médico independiente. La sombra de Arenas sigue presente. Un dirigente del PP comenta con humor que es como Benedicto XVI: parece que está retirando rezando, pero si aparece, influye, manda.

Más allá de los discursos para la propaganda, bastante gente en el PP andaluz piensa que su presidente no es un candidato ganador. Es buena persona, agradable, pero le falta carácter. En todo caso, su partido tiene una oportunidad en las próximas autonómicas si la gran protagonista de este congreso popular no es candidata. La llaman presidenta en fuga, pero contemplan la fuga con enorme alivio. El PP/AP lo ha intentado diez veces y sólo ha ganado en una y de manera insuficiente. El siguiente será su undécimo intento. La última bala de Moreno.

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