La corredera

Juan / Antonio / Micó

Trampolín Erasmus

PARA los que hemos sido estudiantes en la Universidad de Cádiz y posteriormente profesores, no se nos va de la cabeza la gran oportunidad que tuvo Cádiz y su Universidad de convertirse en una gran-pequeña ciudad universitaria. Pero me refiero a una ciudad universitaria de estilo europeo: pequeña, antigua, recogida, ambientada para y por los estudiantes de las diferentes carreras. Esa misma oportunidad se podía haber exportado a Jerez, Puerto Real o Algeciras, no es un problema de la dispersión de nuestra universidad, es tan solo un tema de mentalidad: o tienes mentalidad de ciudad universitaria o simplemente no la tienes.

Se preguntarán como se sabe que una ciudad es de mentalidad universitaria. Bueno, pues lo primero que hay que decir es que no es necesaria una gran universidad para que la ciudad que la acoge se sienta ciudad universitaria, hace falta creérselo, y Cádiz no se lo cree, ni se lo cree Jerez, ni Puerto Real, por mucho que ahora nos vengan los del Río San Pedro con que ellos estarían dispuestos a acoger a la Facultad de Medicina. Las universidades las hacen los estudiantes y los profesores primero, y después la población y las estructuras que les rodean. Y en eso es en lo que han contribuido los estudiantes del Programa Erasmus. Nunca antes se ha conocido en Cádiz un ambiente universitario como el que han creado los estudiantes provenientes de otras universidades europeas. No quiero que se me molesten mis alumnos u otros alumnos de la Universidad de Cádiz, ellos también contribuyen y mucho a crear un auténtico ambiente universitario, pero los extranjeros han sido transcendentales. Y lo han hecho de muchas maneras, viviendo tanto en las aulas y pasillos de las Facultades y Escuelas como en las calles. Muchos de ellos para compensar la mísera beca que tienen de la Unión Europea trabajan en bares de camareros ocasionales. Pero a lo que más han contribuido los estudiantes Erasmus es en dar a conocer nuestra provincia a sus amigos, padres y hermanos que se convierten en futuros visitantes que dejan recursos para todos. Erasmus es un trampolín para Cádiz. Los ayuntamientos en la provincia de Cádiz harían bien en potenciar este impulso natural.

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