Ayer, explicaba aquí la trascendencia del acuerdo de la Mesa del parlamento, pero hoy, en aras del aristotélico justo medio, tengo que escribir sobre la sobredimensionada importancia que le da el berrinche de la izquierda. No porque no tengan derecho a emberrenchinarse lo que quieran, sino para exponer las encadenadas equivocaciones estratégicas que tal berrinche implica.
Marqués Perales ha explicado hasta qué punto Podemos se ha equivocado renunciando por un prurito de pureza al puesto que Cs le ofrecía. Son todavía más torpes ahora con tanta airada acusación de connivencia con la ultraderecha al PP y, sobre todo, a Cs.
Jorge Bustos escribía un artículo en El Mundo diciendo que Vox echaría de menos el cordón sanitario, que necesita para crecer. El ágil columnista olvidaba dos cosas. Que esa rentable rebeldía de Vox (ahí tiene razón) no emana del cordón, sino del hondón de su programa y, por tanto, sólo depende de la fidelidad de Vox a sus principios. Pero obviaba también que el más productivo cordón sanitario será el que ponga sólo la izquierda, porque funcionará a toda máquina para el marketing, y con nula eficacia política.
Además, al concentrar la izquierda su presión en Cs, si Cs no concede nada a Vox, como es su intención, y si entonces Vox no apoya, y hubiese que ir a nuevas elecciones, la responsabilidad parecerá menos de Vox. ¿Por qué? Porque los cañones mediáticos apuntan tanto a Cs que lo señalan. Y Cs se revolverá acusando al PSOE de perro del hortelano, que ni le deja pactar ni se abstiene para dejar que no pacte. Los trastos de unas hipotéticas nuevas elecciones se los tirarán a la cabeza el PSOE y Cs. La euforia ya desatada por el cambio político en Andalucía no permitirá la marcha atrás de nadie, pero entre unos y otros están dando bastante margen a Vox para jugar con esa posibilidad.
Por último, montando tal escándalo por una Mesa para la que Cs ni siquiera ha votado a Vox, hacen que en Cs hayan amortizado ya las críticas por un futuro pacto de investidura. ¿Qué más podrían decirle? Y al revés: ¿podrá decir Cs que no pacta con Vox por su centrismo intrínseco o parecerá que apenas obedece, dócil, los dictados del contrario?
La izquierda inteligente dejaría que la derecha de Vox chocase sola con el centrismo de Cs ante la mirada pasmada del PP. Para eso la izquierda tendría que renunciar a su vociferante superioridad moral. Y no podrán.
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