TRIBUNA

Francisco González García

Tópicos del equinoccio

CUANDO el número dos aparece en la decena de agosto hay ciertos tópicos que se disparan, que parece obligado comentar o al menos de tal modo nos los vienen contando desde hace poquito. Pongamos el ejemplo de la vuelta al trabajo y las secuelas psicológicas que tiene dejar las vacaciones y volver a la rutina laboral. Era un tema manido y sobado en los años de la bonanza económica, que decayó un poco con la crisis económica porque parecía políticamente incorrecto traerlo a debate con la que estaba cayendo en el mercado laboral. ¿Será un indicador de la recuperación económica el que en todas la tertulias se vuelvan a dar consejos sobre cómo no caer en depresión al acabarse las vacaciones? Lo dejo planteado como un intrascendental problema abierto.

Mas si hubiera un tópico por excelencia en estas y las próximas fechas, ya lo anunciaba este diario, es que llega el momento de cambiar el vestuario. El equinoccio (que se escribe con dos ces) de otoño está a la vuelta y aunque el termómetro nos diga 35º y subiendo, la preocupación principal que hemos de tener es si la ropa del niño le estará bien para el próximo curso. Evidentemente no les voy hablar de la próxima temporada otoño-invierno de ropa masculina, ese tema no lo domino; al contrario, soy tan malo en esas cuestiones como jugando al dominó. Mi dominio de los tópicos está en lo de la escuela y a ello voy.

La educación básica fue creada, entre otras cosas, para enseñar la cultura básica. Hoy no se dice así, por supuesto; hoy "el cole" o "el insti" sirven para enseñar competencias a los ciudadanos. Cuidado, no se confundan y crean haber leído para generar competencia entre los ciudadanos. Les aclaro que ese es un tópico muy manido en la sociología de la educación, aquello de las intenciones ocultas de la escuela pública.

Otro tópico, muy del gusto de ciertos partidos políticos y de algunos sindicatos de enseñanza, se refiere a la otra escuela que financiada con fondos públicos existe en España; me refiero, habrán adivinado, a la privada-concertada. En realidad se habla de privada, vamos, de los coles de curas y monjas de toda la vida, aunque en ellos cada vez encontremos menos curas y monjas, la verdad. Ya saben el tópico: se llevan a los mejores alumnos, rechazan inmigrantes, les suben la nota para la selectividad y encima no sufren recortes, etcétera.

Este tema, tan tópico en España, resulta difícil de explicar en otros países europeos. O sea, en España hay una escuela de titularidad privada pero sostenida con fondos públicos, es una simplificación ciertamente pero nos sirve para dar una explicación. Y ningún gobierno de, digamos, centro-derecha ha planteado eliminar esa paradoja, faltaría más. Y faltaría menos que el centro-izquierda tampoco lo ha cambiado y eso sí que es extraño. ¿No?

Pues realmente no hay nada de extraño, lo más lógico es que este tópico se mantenga tan perenne como la necesidad de cambiar la ropa del niño para el colegio, comprar unos nuevos libros, otros bolígrafos y otras carpetas. No seré yo quien derribe la lógica de este tópico, sólo les explico. Hay que dejar claro que el Estado se ahorra muchos euros en el mantenimiento de centros, en obras y otras menudencias educativas con esto de los colegios de monjas y curas; y lo bien que les queda a muchos cargos progresistas llenarse la boca de escuela pública; y lo mejor que queda tener colegios en la capital para no tener que construir colegios públicos en los municipios del cinturón de la ciudad; y la suprema maravilla de las maravillas, la de dinero que se ahorran el Estado y las autonomías, que también son Estado, en los sueldos de los profesores de la concertada. Ni sexenios, ni quinquenios, ni cargos de dirección, ni nada de otros complementos existentes en la escuela pública. Ni siquiera el sueldo base es equivalente. ¿Era un tópico aquello de a igual trabajo igual salario?

Pareciera que algunos, para explicar los recortes en educación, acuden al mismo tópico de siempre, la culpable es la concertada. En Andalucía, ¿no se han denegado conciertos educativos más que justificables por la demanda social existente en diversos centros? ¿No ha tenido la Consejería de Educación que acatar sentencias que le obligaban frente a demandas de centros concertados? ¿Esto no son recortes? No me cabe duda de que algunos partidos políticos que ahora gobiernan en Andalucía, en caso de tener un mayor apoyo electoral, no dudarían en suprimir toda la escuela concertada. ¿Seguirían llamando compañero y compañera a los y las sindicalistas que defienden los puestos de trabajo de la escuela concertada?

Y es que hay cuestiones sorprendentes hasta en los tópicos más establecidos. ¿O será que las cosas van cambiando? Desconfiemos de lo aparente; hagamos como Descartes, dudemos hasta de lo más evidente. Ya ven, si ni siquiera las clases empiezan el 15 de septiembre. Al menos, eso sí, siempre nos queda el equinoccio.

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