Estamos en "tiempo de regalos". O los hacemos o los recibimos. Hay regalos de muchos tipos, pero todos nos hacen ilusión.

El otro día escuché lo que una señora decía a una amiga. "Mi hijo me ha regalado un aparato con el que puedo hacer muchos solitarios y no sabes lo entretenida que estoy". No dudo de que esa señora se entretenga haciendo solitarios, pero tampoco dudo de que, probablemente, preferiría que su hijo fuera a visitarla con frecuencia.

Sé que la economía y el anhelado empleo necesitan el que compremos cosas aun sabiendo que esa camisa que adquirimos hará compañía a las docenas que ya descansan en el armario. Por eso, y sin invitar a no comprar aunque sí a hacerlo con cabeza, quisiera proponerles que en este "tiempo de regalos, regalemos tiempo".

Tiempo para visitar a las abuelas, para que los padres y los hijos disfruten juntos, para escribir una poesía a mis padres o hacer un dibujo a un hermano. Tiempo para ensayar canciones y preparar ese postre que nos entusiasma. Tiempo, en definitiva, para celebrar la alegría de estar juntos y querernos. Regalos sencillos y sinceros. Y al alcance de cualquier bolsillo.

Deseo ese mismo regalo para España. Al inicio del 2016 los españoles necesitamos que las personas a las que hemos elegido dediquen su tiempo a hablar los unos con los otros para encontrar soluciones a nuestros problemas. Nadie puede decir que no tiene nada que hablar con otro: con los únicos con los que no podremos hablar es con los marcianos... al menos, de momento. Mientras tanto, por distantes que sean los dirigentes y los proyectos de los partidos, más importantes que ellos son las necesidades de los españoles, y a ellos, antes que a nuestros programas, nos debemos. Hay demasiados millones de españoles que siguen padeciendo la crisis como para que nuestros dirigentes no se sienten a buscar soluciones ¡sin levantarse hasta que las hayan encontrado!

Ese es mi regalo para ustedes y para España: tiempo y diálogo. ¡Feliz Año Nuevo!