Los nombramientos de los presidentes de los siete puertos andaluces, entre ellos el de Teófila Martínez al frente de la Autoridad Portuaria de la Bahía, han servido de excusa al PSOE andaluz para criticar el incumplimiento del acuerdo entre PP y Cs, a fin de que los directivos públicos sean elegidos mediante concurso público. Como por ensalmo, han debido perder la memoria tras perder la Junta, porque nadie sabe mejor que el PSOE que éste es uno de los cargos más políticos que existen: que le pregunten a Paulino Plata o a José Luis Blanco, sin ir más lejos. Los socialistas no tienen derecho ni al pataleo, ya que fueron los que convirtieron los puertos en cementerio de los dinosaurios del partido.

Conste que a Teófila le habría gustado más que Rajoy le hubiese fichado en su día, cuando perdió la Alcaldía, como ministra o, al menos, como secretaria de Estado. Pero no lo contempló el ex presidente y, tras posicionarse con Soraya en las primarias, también dejó de contar para Casado. Muchos creyeron ver en ella entonces síntomas de caducidad y se frotaron las manos pensando que se dedicaría a coleccionar mariposas. No la conocen. La ex alcaldesa se habría muerto de aburrimiento a los dos meses de distanciarse del poder y la organización.

Teófila sonó desde el primer minuto como presidenta del puerto y faltaba saber si aceptaría. Atesoró experiencia de sobra en la gestión municipal y en el Congreso participando en distintas comisiones como las de Comercio, Fomento e Industria. Pero el muelle tiene sus propios códigos. A los periodistas, cuando le preguntaban por la posibilidad de desembarcar en el puerto gaditano, les respondía con firmeza que nanay, pero su comunicación verbal no coincidía con su agenda y su frenética actividad. No se pierde un evento, y si tiene que estar por la mañana en Bornos, a mediodía en Madrid y para la cena en Sevilla, no falla. No ha parado un segundo tampoco en la trastienda de la capital, y ni siquiera Juancho Ortiz le puede seguir el ritmo. Si Teófila no se presenta a las municipales es porque la dirección del partido esta vez no se lo pidió, aunque por los buenos tiempos le vino a ceder la última palabra. El partido aplicó aquello de 'tú verás lo que tú haces', que en realidad quiere decir 'no te vamos a negar la posibilidad, pero si algo sale mal, será porque tú lo has querido'.

Con la enorme proyección del puerto, Teófila ejercerá de alcaldesa, aunque sea de la reja -que caerá más pronto que tarde- hacia el mar. Sus detractores dirán que no sabe irse, y sus seguidores, que es incombustible. La realidad es que tiene en su mano el poder para liderar la operación urbanística más ambiciosa de la ciudad, lo que le valdría, con su liderazgo, para aupar a los suyos y desanimar al adversario. Fijo que ya tiene en la cabeza la estrategia para la integración de la ciudad y el puerto. Lo que resta saber es si es posible la integración o, mejor dicho, el entendimiento entre las administraciones, huyendo del partidismo. Tras confirmarse su llegada, los que la conocen no dudan de que ya piensa a lo grande. El resto no sabe si pedir champán, la Biblia o tiempo muerto hasta ver cuál es su plan.

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