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El Palillero

José Joaquín / león

Temporada de fantasmas

CON razón dicen algunos que Kichi está poniendo a Cádiz en el mapa, porque se está convirtiendo en un fenómeno nacional. Ni los fenicios, ni los romanos, ni América, ni aquellas Cortes de Cai, ni siquiera el segundo puente. Ha sido Kichi quien está poniendo a Cádiz en el mapa... del cachondeo generalizado. Cuando se escribe de Cádiz se titula siempre con algo de chirigotas, lo mismo vale para el caso de Cheryshev que para una reunión en el Ayuntamiento. Pero, en verdad, no nos damos cuenta de que el equipo de gobierno está consiguiendo logros importantes. Esta misma semana han reducido la deuda que no quieren pagar y han inventado la reunión para pactar con fantasmas.

Kichi ha llevado la imaginación al poder, como en el mayo del 68 francés. Kichi nos ha salido marcusiano y surrealista. Pidió lo imposible, como que no le cobren las deudas. Y es que en nuestro Ayuntamiento no habrá dinero, ni proyectos, pero imaginación hay para dar y regalar.

Tanta es la imaginación del poder que organizaron una reunión con fantasmas, y les pusieron sus nombres y todo en unos letreritos. Convocaron a los cinco concejales del PSOE, los invitaron a un pacto. Y ya dijo Fran González que no irían, pero los de Podemos y Ganemos no se dieron por enterados. Y ellos sí que fueron, y se sentaron, y pusieron cinco sillas para los otros, y se colocaron para hablar como si hubiera fantasmas invisibles de interlocutores.

La actuación se debió llevar hasta sus últimas consecuencias. Como un cuarteto en el Falla, aunque era un cuarteto de 10, que no sé si cumplirá el reglamento vigente. Lo mismo nos da, que cambien las normas, ya puestos. Al final, como los fantasmas no hablaban, el alcalde obsequió a los periodistas con un monólogo, como si fuera El Brujo.

Pero se debió representar el espectáculo completo. Que empezara la reunión y dijera el alcalde: "Pom, pom. Tiene la palabra el fantasma de Fran González". Y se estableciera un silencio (en apariencia espeso), en el que el fantasma se despachara a su gusto, aunque no lo oyera nadie. Se imaginaría el público lo que diría el fantasma de Fran. Y, al final, se oiría a Kichi: "Muchas gracias, señor González". Y la gente pensaría que se lo decía a Fran, pero se lo diría a él mismo, que también se apellida González, por seguir el paripé. Y todo eso hubiera sido porque, en realidad, la reunión era una fantasmada para divertir al público.

En el próximo FIT se podría organizar un especial de teatro fantasmagórico. Así se ahorrarían la deuda de los actores.

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