HABLANDO EN EL DESIERTO

Francisco Bejarano

El Temple redivivo

L A Orden del Temple ha dado tanto de sí que no pasa un año sin aparecer varias novelas "históricas" y libros de ensayo sobre ella. Las revistas dedicadas a los enigmas del mundo también le dedican muchas páginas. Por lo visto, los templarios andan por ahí guardando secretos que sólo conocen ellos, cargados de sabiduría y conocimientos esotéricos sin que hasta ahora hayan solucionado ningún problema de la raza humana, ninguna guerra, ningún hambre, ninguna matanza cruel, ni la de ellos mismos. Cuando las cosas vienen por vía de encantamiento tienen mucho éxito popular. Sí, además, el Temple fue la víctima del rey de Francia y de un Papa medio prisionero en Aviñon, cuenta con todos los ingredientes para tener las simpatías de los ingenuos. El Temple era una orden militar muy poderosa, tanto que se había convertido en Francia en un Estado dentro del Estado, justo cuando se empiezan a formar las naciones modernas.

El primer dislate es pedirle cuentas a Felipe IV de Francia por haberla emprendido con una orden de caballería, mitad monjes y mitad soldados para quitarles un poder que hacía tambalearse al propio Estado, y, el segundo, negarle al Papa la facultad de disolver una institución religiosa, igual que con menos razones disolvió la Compañía de Jesús en el siglo XVIII. La orden se había fundado a principios del siglo XII para proteger los caminos de las peregrinaciones a Tierra Santa. Se llamó así porque su sede, donada por Balduino II de Jerusalén, estaba en el lugar llamado Templo de Salomón. Perdido el reino de Jerusalén no se disolvió, sino que, por lo que se sabe, se dedicó al comercio y a los negocios y llegó a amasar fortunas y propiedades inmensas, un peligro para la Francia en formación. Se les abrió proceso y se les acusó de crímenes horrendos. Fueron condenados y la orden suprimida por Clemente V por la bula Vox un excelsis.

Fue suprimida en Francia. En Castilla los templarios fueron declarados inocentes, y en Aragón integrados en la orden de Montesa. Más adelante, Fernando el Católico, para restarle poder a estas órdenes, dispuso que el Gran Maestre de todas ellas fuera el Rey. Y así es desde entonces. De la disolución del Temple francés hace ya 700 años y no sé de dónde ha salido la Orden Soberana del Temple de Cristo, que ha denunciado a Benedicto XVI por ser el sucesor lejano de Clemente V, ni sabemos si este Temple es heredero legítimo del antiguo. La neurosis de enmendar la Historia con efecto retroactivo dará curiosidades cada vez mayores, porque se empiezan a poner en cuestión asuntos, leyes y facultades normales entre los siglos XII y XIV. Estos juicios son para los historiadores no para los tribunales. Parece que al mundo de cultura occidental le ha entrado complejo de culpa y ha dado en el trastorno de jugar a las ucronías, lo que pudo haber sido y no fue, un juego que lleva a la locura.

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