Televisión espectáculo

¿No es mucho suponer que aquellos que son incapaces de cambiar de canal vayan a cambiar de voto?

El espectáculo que está dando el Gobierno en su intento de colocar a afines o a afines de afines a toda prisa en Televisión Española tiene mucho de reality show. Pero que los recortes parlamentarios no nos distraigan de la equivocación política de fondo. Porque el PSOE vino prometiendo regeneración y un modo más limpio de hacer las cosas y, sin embargo, está queriendo controlar la televisión (o, mejor dicho, regalarle el control a Podemos) con un impudor inesperado.

El cálculo político, además, no lo han realizado bien. Para empezar, estamos los que no vemos apenas la televisión, entre los que no me extrañaría mucho contarle a usted, lector de estas líneas, y entre los que me cuento, y cada vez muchos más, según todas las mediciones. No vemos la tele, pero bien que nos estamos enterando de estas maniobras que nos dan alipori y que muestran la verdadera actitud del gobierno, la fingida independencia de Sánchez con respecto a los que votaron su investidura y la obsesión de Pablo Iglesias por controlar los medios. O sea, que antes de tomar ellos la televisión, ya les hemos tomado nosotros la medida.

En segundo lugar, están los límites que luego encontrarán para hacer efectivo ese control político de la televisión desde la dirección del ente público. Toparán con la deontología de muchos profesionales independientes, con la necesidad de dar voz a otras opiniones políticas para aparentar diversidad, con el riesgo de impartir demasiada doctrina y perder, con ello, la credibilidad y, sobre todo, el público, y tendrán que asumir los programas ya contratados. Tal vez estén peleando por unos puestos de suculentos sueldos y mucho empaque, pero de poca trascendencia electoral.

En tercer lugar, todo esto indica una ignorancia grande de la sociedad 2.0. Hoy por hoy, nada más fácil que cambiar de canal, cuando no de medio de información. En RTVE se quedarán, claro que sí, con un público cautivo de su propia inercia, pero ¿no es mucho suponer que aquellos que son incapaces de cambiar de canal vayan a cambiar de voto o de pensamiento por lo que dice ese canal de televisión que les da lo mismo lo que diga y que ven por costumbre?

Lo que yo opine en una columna de opinión es opinable, como su propio nombre indica, y se podrán hacer distintos análisis, pero ¿no les escama nada el precedente del PP controlando, según ellos, esa televisión con puño de hierro; y para qué les sirvió?

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