Tribuna

Julio Lorca / Lpujol@i2bc.es

Tecnologías y envejecimiento: nuevas oportunidades

EN la actualidad el estudio de las relaciones entre tercera edad y nuevas tecnologías representa uno de los campos de mayor interés dentro de los planes europeos de investigación. De un lado, para 2020, el 25 por ciento de los europeos serán mayores de 65 años, haciendo que el gasto en pensiones, atención sanitaria y cuidados crónicos crezca entre un 4 por ciento y un 8 por ciento del PIB. En conjunto, el impacto en la autonomía personal del deterioro físico y sensorial, las diferentes necesidades según circunstancias individuales, el rechazo de muchos al uso de nuevas tecnologías, o el limitado número de servicios diseñados específicamente para ellos representan tremendos retos cuyo abordaje no admite demora. Al mismo tiempo, Europa está tremendamente preocupada por reducir sus diferencias de inversión en I+D respecto de sus competidores de la OCDE, entre otras cosas, porque sólo dedica un quinto de su gasto de I+D a las TIC, en contraposición al 30 por ciento de los países agrupados por la misma.

No es la primera ocasión en la que Europa aborda el binomio ancianidad-tecnología. El 30 de junio de 2004, concluía el proyecto Life in a digital Europe, que se había centrado en estudiar, entre otras cosas, la actitud de los mayores ante las mismas; permitiendo finalmente identificar las áreas de trabajo a priorizar: servicios públicos, educación, salud, empleo, ocio y comunicación.Entre sus conclusiones aconsejaba "no esgrimir ciertos tópicos como razones suficientes para no diseñar tecnologías centradas en los mayores" mientras advertía "una gran oportunidad empresarial, al estar conformándose un mercado masivo global, que no sólo incumbe a Europa sino a otros países como Estados Unidos o Japón."

A pesar de ello, persiste cierta miopía en muchas empresas que se empeñan en aparentar una imagen joven, sexy e innovadora, huyendo de todo lo que les asocie con la vejez. Quien antes sea consciente de este error, antes se beneficiará de las ventajas competitivas que esperan tras la puerta, ya que los europeos de más edad son uno de los grupos de consumidores con mayor potencial de compra.

Tal como afirmaba Deb Di Duca existen muchos factores comunes entre jóvenes y mayores que podrían ser explotados, como trabajo o estudio a tiempo parcial; dedicación mayor al ocio, la familia y los amigos; estar abiertos a adquirir nuevas habilidades o el rechazo a ser tratados con condescendencia.

Consciente de las posibilidades que ofrece este colectivo, la Comisión Europea aprobó, a mediados de 2007, el plan de acción europeo Envejecer mejor en la Sociedad de la Información para mejorar la calidad de vida de la tercera edad. Restaría ver qué pensamos hacer los andaluces al respecto.

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