Pepe Oneto, el gran periodista cañaílla, es un activo del Twitter. Desde esta red social toma la temperatura al país. De siempre con información de primera mano y un olfato extraordinario para la noticia. Fue el que desveló el comentario de Javier Arenas sobre Pablo Casado, que iba a durar lo de Hernández Mancha. La anécdota es que no lo dijo en el AVE a Sevilla, no. Oneto se corrigió enseguida: fue en el AVE a Málaga. Pero lo dijo y eso no ha sido desmentido. Pues bien, a las 23 horas del pasado lunes tuiteó lo siguiente: Sube la apuesta: Puigdemont y Torra exigen al Estado "anular todas las causas" por el 1-O. Miremos esto junto al rechazo parlamentario a la subida del techo de gasto y a la huelga del taxi, que es una verdadera apuesta que amenaza con paralizar la frontera con Francia y dañar el turismo durante el mes de agosto en las grandes ciudades españolas.

En estos términos, en verdad, discurre el país. Y el gobierno de Pedro Sánchez. Han puesto un dogal hecho de minorías, más un enfadado Partido Popular y Ciudadanos, y se halla en una soledad acuciante. Así, han dicho que no han dicho pero lo dijeron, un escenario electoral post vacacional se avecina y puede coincidir con las elecciones andaluzas. ¿Cuestión de prospectiva? También pero sobre todo de esta sensación de órdago permanente, de o pagas la deuda de que te eligiéramos o ahí te pudras.

El taxi no está en el entramado de obstáculos parlamentarios pero añade crispación y sensación de desgobierno. Porque pone crudamente de manifiesto que el derecho constitucional de huelga no puede ejercerse como lo están haciendo los taxistas, que pueden bloquear una frontera decisiva y ya casi cierran la circulación en el centro de las grandes ciudades.

El vodevil bruselense, con un presidente autonómico que acepta ser un vicario de Puigdemont, prófugo de la Justicia, faltando el respeto al conjunto de los ciudadanos de Cataluña, es como una huelga de taxis ampliada. Que añadir al río que lleva Podemos, ahora más discretamente, y las exigencias del nacionalismo vasco, siempre con el piloto automático puesto hacia la independencia pero menos. Pedro Sánchez sabe el primero de todos que lo que hay no tiene solución sin el cambio de algunas leyes decisivas, como la Ley Electoral, en el sentido de que se hagan inviables estas situaciones de bloqueo. Y el aviso a navegantes de que un nuevo 155 se acerca, y que se impondrá con el rigor de la Ley y la fuerza del Estado, pues cuenta con la mayoría del Senado. Porque Pepe Oneto tiene razón: La apuesta ha subido.

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