La hemeroteca debería ser el principal motivo de sonrojo para un político. Los hay que se ponen detrás de una pancarta para reclamar una cuestión cuando están en la oposición y después en el gobierno empiezan a actuar como los anteriores, que son ahora los que se ponen detrás de la pancarta. Hay otros que se convierten en reivindicativos cuando los de su propio corral han salido del poder y meten a las gallinas del de enfrente. Lo que antes era un proyecto que no salía para adelante ni queriendo, se convierte en algo urgente. Todo ser humano guarda contradicciones pero en el caso de la política, con la disciplina férrea a las siglas del partido, un día uno se pone el traje de bombero y al día siguiente el de pirómano. La incoherencia pura. Lo curioso es que algunos llevan décadas realizando ese desdoble de personalidad sin tener que ir a un psiquiátrico. Es todo profesionalidad.

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