La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

'Solo sí es sí': puede más el poder

En nuestra historia democrática no recuerdo un caso de bronca intragubernamental como el de la ley del solo sí es sí. Están constatados tantos sus defectos como sus efectos sin que el Gobierno, PSOE-Unidas Podemos, que la aprobó haga nada por corregirla. El PSOE, como si no la hubiera aprobado el Consejo de Ministros, carga la responsabilidad sobre Unidas Podemos. Y esta la carga sobre el PSOE acusándolo de cobardía y debilidad -"les tiemblan las piernas"- ante una ofensiva mediática y de "fachas con toga" que les fuerza a admitir la necesidad de corregirla. Como los luchadores de Goya enterrados hasta la cintura, están forzados a darse de golpes a la vez que imposibilitados de separarse.

Unidas Podemos nunca habría tenido ni tendrá acceso a ministerios y altas responsabilidades si solo dependiera de los resultados de las urnas: necesitan no romper para mantenerse y para renovar. El PSOE no solo está en el Gobierno gracias a su unión con Unidas Podemos y el apoyo de Bildu y ERC, tanto Sánchez como el partido saben que la única posibilidad de continuar en la Moncloa y el Gobierno tras las próximas elecciones es contar con el apoyo de estas formaciones y, si es necesario, renovar el cogobierno con Unidas Podemos. Se necesitan tanto como se aborrecen. Con Yolanda Díaz a lo suyo, haciendo de vestal del llamado pacto de progreso: "Me van a encontrar siempre cuidando la coalición".

Cogidos en este juego, Unidas Podemos no rompe el pacto por mucho que el PSOE la presione y el PSOE, que tampoco quiere ni puede romperlo, se deja arrollar e incluso humillar por la negativa de Unidas Podemos a modificar la ley y por su estrategia, apoyada ahora por Bildu y ERC, de aplazar el debate hasta los escenarios, indeseables por peligrosos para el PSOE, de la víspera del Día de la Mujer y la campaña de las municipales. "Vamos a meterles más presión, exponerles a sus contradicciones, pero sin romper" ha dicho, según El País, Sánchez a su ejecutiva.

Estos apaños se hacen, por supuesto, en nombre del progreso y del feminismo. Esto es lo más ética y políticamente repugnante. Porque de por medio hay menores y mujeres víctimas de abusos. Les da igual -puede más el poder- que más de 500 agresores se hayan beneficiado o que tituláramos: "Nueva rebaja por la ley del solo sí es sí: de 20 a 15 años por abusar sexualmente de dos menores". ¿La culpa? De los jueces y de los medios.

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