Solo hoy

La irreductible RAE resiste hoy y esperemos que siempre al invasor politiqués

La RAE se ha atrevido a enmendarle la plana a los ministros y ha dicho que esas promesas hablando del "Consejo de Ministras" o "Consejo de Ministros y Ministras" no son correctas gramaticalmente. Ésta es su respuesta: "El uso de 'Consejo de Ministras' no es aceptable, pues el femenino, como término marcado de la oposición de género, solo incluye en la referencia a las mujeres". El lenguaje inclusivo ya lo ha excluido la RAE por activa y por pasivo. Y tampoco va a tragar con las pretensiones de Carmen Calvo de retocar la Constitución para adaptarla al neolenguaje. Tal y como está, no hay nada machista en nuestra Carta Magna.

Tan agradecido estoy a la Real ("real") Academia que voy a seguir su consejo (nunca imposición, ojo) de no poner tilde al adverbio "solo". Solo hoy, y bien que me cuesta, pero su valor merece un homenaje. Porque lo fácil es ceder a las presiones sólidas, líquidas y vaporosas, por tierra, mar y aire, como hace ése (cualquiera) que presume en privado de abominar del lenguaje inclusivo pero que, en cuanto trinca un micrófono o una pluma, se pone a hablar políticamente correcto.

Resistir en el lenguaje es vital. Incluso más importante que Dolores Delgado sea Fiscal General o no. El gran proyecto progresista consiste en una rebelión contra la realidad. Para eso necesitan dominar el lenguaje, nuestra ventana al mundo.

Lo vio George Orwell en 1984, esa novela que hoy parece naturalista: "Con el sentimiento […] de que estaba fijando un axioma importante, escribió: "La libertad es la libertad de decir que dos más dos son cuatro". Si eso está permitido, todo lo demás se sigue de ahí". Una simple verdad, como la del cuento del traje nuevo del emperador, termina dejando en evidencia al imperio más pintado.

Cambiarnos el lenguaje y dominarlo es, por tanto, un requisito para revolverlo todo. Eso lo vio Lewis Carroll, otro profeta. Recordemos la conversación entre Alicia y Humpty Dumpty: "Cuando yo uso una palabra -insistió Humpty Dumpty con un tono de voz más bien desdeñoso- quiere decir lo que yo quiero que diga…, ni más ni menos". "La cuestión -insistió Alicia- es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes". "La cuestión -zanjó Humpty Dumpty- es saber quién es el que manda…, eso es todo".

Si quieren ser libres, digan que dos más dos son cuatro. Y no dejen que nos digan qué decir ni cómo. La RAE fija, limpia y nos da ejemplo.

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