Qué placentero resulta viajar por Cádiz en autobús oyendo como una señora explica por el teléfono móvil a su prima Charo el plan de comida para mañana. Qué torrente de voz. Podría hablar con la prima asomándose a la ventana del autobús. Charo se enteraría igualmente. Sin necesidad de móvil. En lugar de leer dos párrafos de su libro, ponga el oído en el vozarrón de ese señor al que acaban de llamar para darle cita en el otorrino. El parte médico de ese hombre le da de tacón a lo que usted pensaba leer. Con pelos y señales. Si espera consulta en el médico no habrá lugar al aburrimiento. La mujer de enfrente le pondrá en altavoz los audios o videos que le han enviado esa mañana por guasap. La chica de al lado guasapeará sin silenciar el teléfono. Click, click, click... Cádiz es maravilloso. El paraíso del relax. La calma. La ciudad donde se inspiraron Don Simón y Garfunkel para componer Los sonidos del silencio.

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