El Palillero

José Joaquín / león

Seguridad en las fiestas

EN el primer fin de semana del Carnaval (que suele ser el más atractivo) se ha visto una gran afluencia de público en las calles de Cádiz. Aunque la ocupación hotelera en la Bahía ha sido del 80,02 %, según Horeca, y estuvo por debajo de lo esperado, vinieron muchos visitantes de un día, sobre todo de la provincia y de Sevilla, tanto el domingo como el lunes. El día de la fiesta local gaditana, que en otros tiempos se disfrutaba en un ambiente casi íntimo, ya se ha masificado. No tanto como el domingo, claro, pero sí con una nutrida presencia de público que abarrotó las calles. Los bares y restaurantes se llenaron ambos días. Aunque sea algo excepcional, es lamentable que haya ocurrido un caso grave de intoxicación alimentaria.

Se ha podido confirmar que Cádiz funciona como capital del sur de Europa cuando ofrece atractivos a los visitantes. El domingo pasado circulaban trenes de Cercanías entre Jerez y Cádiz cada 20 minutos, en horas punta, funcionando como un verdadero Metro de la Bahía. Entre Cádiz y Sevilla los había cada 60 minutos, que también es un enlace ferroviario de alta frecuencia. El puente nuevo de la Constitución de 1812 quedó saturado a la hora punta del domingo, como era lógico y natural. Eso no es malo, sino bueno. Se puede aliviar, desviando a los vehículos que quieren aparcar en el casco antiguo cuando ya no hay sitio.

Los aspectos positivos del fin de semana largo no deben enmascarar un fallo: la seguridad del Carnaval de Cádiz es aleatoria. Por supuesto, esta es la fiesta de la libertad. Nada hay más contrario a su espíritu que llenar las calles de policías. En verdad, no se veía ni uno, excepto los disfrazados. Pero, claro, casi todas las fiestas que yo conozco tienen un plan de seguridad, con vías de evacuación, pasillos, salidas, etcétera. No basta con poner vallas en las cabalgatas. La seguridad es competencia principal de las autoridades implicadas en la materia, incluidos los responsables de las Policías.

No voy a crear alarmismo, ni ha ocurrido ningún accidente tumultuoso. Pero hubo momentos de tensión en algunas calles. También vienen visitantes que no conocen el estrecho entramado urbano del casco antiguo de Cádiz, y no se saben mover en las bullas. Aunque a nadie le gusta prohibir, en lugares como la calle Sacramento, entre Candelaria y Columela, a hora punta, no se pueden formar taponazos por un cuarteto callejero. Si algo parecido ocurriera en Semana Santa se pondría el grito en el cielo. Curiosamente, en el Carnaval la seguridad está confiada a la Divina Providencia.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios