libre directo

José / Pettenghi / Lachambre

La Santa Campaña

CON Gadafi todavía de cuerpo presente en la infame colchoneta, el nuevo hombre fuerte de Libia dejó claro que, a partir de ahora, las leyes islámicas derivadas de la sharia serán las que rijan los designios del país. Y que eso es lo que hay.

Si bárbara y medieval es la fea costumbre de linchar al tirano y después exponerlo en una colchoneta, no lo es menos la práctica de aplicar la ley islámica a la vida civil. Hay donde elegir en el mundo: involucionismo, discriminación de la mujer, homofobia, violación de derechos básicos o supresión de la diversidad. Es lo que tienen las teocracias, crueldad, abusos y castigos medievales.

Por cierto, hablando de teocracia, hace unos días la Conferencia Episcopal española, institución que no se presenta a las elecciones, hizo público un "programa electoral" que define el perfil del partido al que el buen católico debe votar el 20-N. Un perfil que, fíjate, coincide fielmente con los postulados del partido de la derecha. A estas alturas nadie se va a sorprender que coincidan en su aversión al matrimonio gay, a la investigación con embriones, a iniciativas legales como la de Muerte Digna o la regulación del aborto, a la asignatura de Educación para la Ciudadanía o la condena del nacionalismo. Así que es como decirles a sus fieles: "Hay que votar al partido ese que tiene dos letras que son iguales, dos consonantes; sí, hombre el que tiene arriba una gaviota que, ojo, lo mismo es el Espíritu Santo".

Nadie niega que los obispos estén en su derecho de orientar a sus fieles, pero hay cierto tufillo cínico en eso de "sin entrar a valorar opciones de partido". Y algo de santa altivez al afirmar que "No es cierto que las disposiciones legales sean siempre morales y justas por el mero hecho de que emanen de organismos políticamente legítimos"; es decir, que a las leyes de los hombres se pueda anteponer la ley de un Dios imposible de consultar en asuntos como, un poné, el abaratamiento del despido.

¡Ah, aquellos viejos buenos tiempos en los que pecado y delito eran la misma cosa!

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios