Gastronomía José Carlos Capel: “Lo que nos une a los españoles es la tortilla de patatas y El Corte Inglés”

cuchillo sin filo

Francisco Correal

San Mamés en procesión

DIOS mío, otro viernes. ¿Qué anunciarán hoy? Hablemos de fútbol. La lluvia prolongó el alirón del Madrid en San Mamés, al que por cierto sacan en procesión en Aroche, pueblo de Huelva del que es patrón y donde abundan los aficionados al Athletic de Bilbao. El Madrid se desprendió del maleficio del 2 de mayo, el día de la gesta madrileña. El 2 de mayo de hace tres años sufrió el 2-6 en la primera temporada de Guardiola en el Barcelona. El 2 de mayo del año pasado, un día después de la muerte de Ben Laden, los blaugranas lo apearon de la Copa de Europa en semifinales. Ya tocaba.

Sabor bilbaíno, acorde con el tiempo, en los dos goles del bético Beñat en Nervión. Otro homenaje al 2 de mayo. La escena final del partido era una reconstrucción de los fusilamientos del 2 de mayo de Goya. La defensa del Sevilla esperaba encomendándose a todos los santos un cañonazo y fueron abatidos con un silbido. Fue un remake de la estática fuga de Míchel en aquella barrera del España-Yugoslavia en el Mundial de Italia. España entera es bilbaína con estas lluvias. El día del Pilar de 1947, el día de la boda de la jovencísima Cayetana de Alba, el Sevilla jugaba en San Mamés y el Betis, en Tercera, recibía en Heliópolis al Gimnástico de Alcázar. Los vaivenes del fútbol no se deben extrapolar a la política, pero sirven como modelos. ¿Qué fue de los últimos socios que gobernaron con el PSOE en la Junta de Andalucía? Izquierda Unida se siente cantando el alirón en San Mamés, mientras los andalucistas entrenan para recibir al Gimástico Alcázar, el pueblo manchego de Antonio Díaz-Miguel, el hombre que nos dio la plata de baloncesto en los Juegos de Los Angeles.

El Athletic de Bilbao es el equipo de la Liga. El único que va a disputar dos finales. En Bucarest, topónimo maldito para el barcelonismo, se enfrentará al Atlético de Madrid por el segundo entorchado continental. En las semifinales de 1986 contra el Goteborg previas a la fatídica final contra el Steaua en Nervión emergió la figura asombrada de niño del neorrealismo italiano del recogepelotas Pep Guardiola. Y en el feudo colchonero a orillas del río Manzanares ninguneado por Sánchez Ferlosio en El Jarama el Athletic se enfrentará al Barcelona en la final de la Copa del Rey. El mismo escenario donde hace 35 años el equipo de Lezama hincó la rodilla en la primera edición de su nuevo formato monárquico frente al Betis entrenado por un vizcaíno de Guernica llamado Rafael Iriondo. El primer artillero de aquel quinteto que asombró al mundo, Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gaínza, y que recibía al Sevilla el día del Pilar de 1947 mientras el Betis se enfrentaba al Gimástico Alcázar. El pueblo de las tortas y el nudo ferroviario.

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