Salvador Cortés Núñez, el Chigüi, es un porteño nacido, como Pansequito, en La Línea. Su padre trabajó de camarero en el restaurante El Resbaladero y su madre, gitana, vendía telas y sábanas. El sobrenombre de el Chigüi afirma, viene de pequeño: era delgado como una cigüeña. Estudió en la SAFA. De crío lo querían expulsar -la afición por ser instruido le vendría con 60 años- pero era un buen matemático que salió con un certificado de Mecánico Tornero.

Trabajará en la fábrica de Santana en Linares. Pero se cansa y se viene para El Puerto a trabajar en el taller de Eduardo Merino, cambiando la moderna tecnología por la vuelta a los orígenes de un taller humilde. Una compañía norteamericana, la Raymond International Inc, buscando especialistas para trabajar en Lagos (Nigeria) reparando máquinas de extracción de petróleo le ficha en Madrid al salir el primero en las pruebas y, vía Londres viaja a Tejas (EEUU), donde se forma. Pasaría en el país africano entre 1976 y 1980.

De vuelta a España vino a quedarse y se colocó en VIPA (Vidrieras Palma) pero con tan mala suerte que, a los dos años de llegar, ésta cerro en 1982, a causa de la caída del mercado así que, decidió dedicarse a la venta ambulante, ocupación que mantiene su mujer, Juana Cortés Jiménez, a la que podemos ver con un puesto en la Placilla. Ha escrito tres libros sobre sus vivencias, mezcla de ficción, de parábolas, de enseñanzas, de sus pensamientos y reflexiones, de su biografía, donde se pueden extraer interesantes conclusiones. Forman parte de una trilogía La edición de los tres ejemplares se la ha pagado él de su propio bolsillo, sin ayuda ni subvención de ninguna clase. Los regala a quien sabe apreciarlos. "Es una manera de devolverle a El Puerto lo que El Puerto ha hecho por mí".