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Editorial

Rota y Morón, el precio de la responsabilidad

LA visita protocolaria del secretario de Defensa de EEUU, Ashton Carter, a España tiene como principal intención escenificar las magníficas relaciones que actualmente existen entre el país norteamericano y España en materia de Defensa. No en vano, dos bases ubicadas en sendas localidades andaluzas, Morón y Rota, han reforzado en los últimos tiempos su condición de piezas claves en la estrategia defensiva de occidente: la sevillana como cuartel de las fuerzas de intervención rápida en el norte de África y en el Sahel; y la gaditana como puerto de los barcos que configurarán el escudo antimisiles de la OTAN.

Acoger bases militares de la importancia de Morón y Rota siempre supone un riesgo. Sería una frivolidad invocar simplemente los indudables beneficios económicos y obviar este extremo. Sin embargo, hay que ser muy conscientes de que España, y muy especialmente Andalucía, están en la primera línea del conflicto asimétrico que mantienen las democracias occidentales con el terrorismo yihadista, y que más peligroso que ceder nuestras bases a las tropas norteamericanas sería practicar una política del avestruz, ignorar con el pretexto del pacifismo nuestra realidad geoestratética. No hay que ser un experto para saber que, actualmente, el norte de África es un polvorín en el que Libia ha desaparecido como Estado y se ha convertido en la base de organizaciones terroristas y mafiosas; y en el que Túnez es el campo de batalla entre una nueva democracia de corte árabe y el integrismo islámico. El futuro no está en absoluto despejado en esta zona del mundo que apenas está a unos kilómetros de las costas del sur de Europa. Por su parte, el Sahel también se ha convertido en un auténtico nido de organizaciones terroristas que amenazan continuamente nuestra seguridad.

Más allá de nuestros intereses, también existe el imperativo ético. España debe ayudar a sus aliados en el esfuerzo común contra el yihadismo. Ya lo hace con numerosas misiones militares en el extranjero (Iraq, Afganistán, el Sahel, etc.) y con el trabajo continuo de nuestros servicios de inteligencia y cuerpos de seguridad del Estado. En este sentido, los acuerdos que permiten a EEUU una mayor utilización de las bases de Rota y Morón es una muestra más de que España, el país que sufrió uno de los ataques más crueles y devastadores del yihadismo el 11 de marzo de 2004, está comprometido como el que más, dentro de sus posibilidades y sin protagonismos extravagantes, con la defensa de sus valores más esenciales: la libertad y la democracia. Rota y Morón son el precio de la responsabilidad.

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