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rafael / sánchez Saus

Rodríguez o la desconfianza

ES comprensible que Teresa Rodríguez y su bancada no se fíen un pelo de Susana Díaz. La gente de Podemos en Andalucía, que es prácticamente la de IU con otra camiseta y sin tanto cateto, ¿puede no darse por enterada del trato dispensado a sus camaradas hace sólo unas semanas? Como para olvidarse. En realidad, las condiciones planteadas a Díaz desde Podemos no parecen inalcanzables, más bien suenan a ingenuas y casi simbólicas: eliminación litúrgica más que quirúrgica de Chaves y Griñán -lo que, de hecho, significa una exculpación del PSOE en su conjunto y de Susana Díaz en particular-, inconcreta eliminación de altos cargos y una difusa muestra de desafecto a los bancos por malos. Nada que Díaz no pudiera prometer en un minuto, pero lo bastante impreciso todo como para que nunca sea suficiente.

La desconfianza propia del perro apaleado, del gato escaldado, se trufa además de un tacticismo que nadie hubiera sospechado hace sólo unas semanas en los anticasta dispuestos a tomar el cielo por asalto. Apoyar a Susana Díaz priva radicalmente de discurso a los radicales a sólo quince días de unas elecciones decisivas para el futuro de un partido que hasta ahora sólo ha vendido con éxito esperanzas de cambio. El problema llega a la hora de precisarlo, como ha quedado claro tras la presentación el pasado martes en Madrid de su programa electoral para el 24-M. Un programa ya de por sí muy rebajado en sus pretensiones revolucionarias, insistente más bien en viejas recetas fiscales, nuevos aumentos de impuestos y en el estúpido mantra, que a nada compromete, de "la economía del conocimiento y la innovación". Con ese programa tontorrón y asustaviejas, con Monedero en el limbo y la investidura de Díaz por todo bagaje, la anticapitalista pero no tonta Rodríguez sabe que el 24-M las candidaturas andaluzas de Podemos pueden tener menos votos que las de IU. ¿Y quién haría entonces cumplir lo más mínimo a doña Susana? Desde Ayamonte a Almería podrían oírse las carcajadas socialistas.

Es curioso que ninguno de los puntos fuertes del programa de Podemos figure en las condiciones planteadas por Teresa Rodríguez para la investidura, y que en el programa nacional no se enfatice el castigo a los bancos ni la drástica reducción de altos cargos. ¿Importa eso a alguien? La política, también para los anticasta, es otra cosa. Sólo les falta Arriola.

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