Rodeados

Algunos pretenden su deslegitimación absoluta, su extinción. Las encuestas no lo muestra así y eso les irrita

Todos contra Rajoy. No es nuevo el mecanismo. En otro tiempo fueron todos contra Zapatero. Y contra Felipe González. Contra Adolfo Suárez, hoy en el Cielo de los grandes gobernantes, se levantaron todos, fue un tumulto. Los más virulentos y traicioneros, los suyos propios. Al suelo que vienen los nuestros es el grito de guerra español. Pero quizá el cúmulo de querellas contra Mariano Rajoy no se ha dado en el pasado. Hay una pertinacia extraordinaria. Porque, por ejemplo los pensionistas, están en todas las visitas, presentes con sus quejas, su malestar y su obstinada creencia en que es el culpable de todos sus agravios. Los estudiantes, los médicos, los fiscales y jueces y magistrados, las mujeres, los docentes universitarios… Pocos colectivos, pocos grupos de intereses, están al margen de la gran cacería. La corrupción en los márgenes de su partido o en el interior del mismo, coadyuva a este clima. Hemos visto las imágenes de su llegada a San Felipe Neri, para celebrar los 150 años de Diario de Cádiz. Es el mismo decorado que se encontró en Alicante, en donde vaya. Recalentado el país con la inextinguible fechoría nacionalista, que día sí y día no reclama la destrucción de España y su descrédito internacional, el "caso" Cifuentes ha sido, me parece a mí, peor que el caso Bárcenas, en cuanto a daños colaterales. Y todo coincide, además, con algunos juicios y condenas, la Manada, Gürtel, Lezo. Pavlov rige las respuestas ciudadanas a un mismo estímulo, que es Mariano Rajoy. No son ya los "enemigos" conocidos, que sus razones pueden tener, son el aluvión de nuestras frustraciones, individuales y como españoles. Que además se mueven en una estrategia bien calculada, o no. La estrategia de los partidos que quieren crecer con los despojos y los desgarros de "la derecha". Ineptos portavoces, muchas veces antipáticos, sobrados y odiosos, ayudan al calentamiento global de la política española. Portavoces del PP, no hace falta decirlo. Rajoy se desgañita diciéndonos que hemos crecido y seguimos creciendo, que la economía va bien, que disminuyeron en cientos de miles los desempleados… Pero no le baja la temperatura al enfermo, sigue el rodeo, sigue la protesta y la pitada. Un impresentable comentario de la responsable de Comunicación del Gobierno retroalimenta la protesta, a modo de ejemplo lo digo. Y como eso, todo.

Rodeado, así está realmente el presidente del gobierno de España. Y el Partido Popular. Algunos pretenden su deslegitimación absoluta, su extinción. Las encuestas no lo muestran así, eso mueve a mayor irritación. Es como tener al pez cogido por el anzuelo y que se zafe antes de subirlo a bordo. Rodeados, y con Rajoy todos.

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