La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Rivera en su adolescencia

Cs sólo mantiene una firmeza: no abstenerse para que pueda gobernar Sánchez, justo lo que de verdad interesaría a España

Todos los partidos cambian para adaptarse a las circunstancias. Todos mutan posiciones en función de sus intereses. Todos asumen el peliculero Nunca digas nunca jamás. Pero ninguno ha llegado tan lejos como Ciudadanos. Ninguno está defraudando tan pronto a muchos de sus votantes más recientes. Albert Rivera se está revelando como un saltimbanqui de la política. Un chisgarabís. Un adolescente caprichoso, como le ha definido/reprochado el cofundador de Cs Francesc de Carreras.

Sus bandazos son espectaculares. Hace tres años firmó un pacto de gobierno con Pedro Sánchez, que no llegó a buen puerto por insuficiencia de votos, y ahora le ha puesto un cordón sanitario y le empuja expresamente a echarse en brazos de podemitas e independentistas. Hace cuatro no quiso entrar en ninguna coalición en comunidades autónomas del PP ni del PSOE y ahora anda a calzón quitado pillando cargos en ayuntamientos (y hasta presidiendo diputaciones, esos organismos inútiles cuya eliminación figuraba en su programa electoral) y saltándose a la torera los criterios que decía defender: si lo esencial era regenerar la vida política y acabar con los ejercicios prolongados del poder, ¿por qué dan las presidencias de Castilla-León y Murcia a un PP que lleva décadas sin bajarse del coche oficial? Han llegado tan lejos en sus ansias súbitas de poder que propusieron -y en algunos casos, consiguieron - subvertir completamente la voluntad popular logrando alcaldes de medio mandato pese a ser la tercera fuerza política en los municipios afectados (lo mismo se está gestando en Granada). Hace seis -meses, no años- montaron el paripé de que el PP pactara con ellos en la Junta de Andalucía y, en paralelo y aparte, pactara con Vox, para que quedase claro que Cs no se mezclaba con la ultraderecha, y ahora acaban de firmar los tres partidos el acuerdo que desbloquea los presupuestos de 2019 y 2020. Fin de la ficción. Ciudadanos negocia y pacta también con los ultras. Me parece inevitable, pero que lo hagan sin esconderse ni aparentar lo contrario.

En lo único que se mantiene firme Albert Rivera es en la negativa a permitir, con una simple abstención, que Pedro Sánchez sea investido presidente. Expresamente lo ha invitado a pedir ayuda a los separatistas. Lamentable: el único pacto que le conviene a España, a su estabilidad y gobernabilidad, es el que no está dispuesto a hacer Rivera, el adolescente.

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