ALGUNOS concejales del Ayuntamiento de Cádiz, como Juan José Ortiz o Ignacio Romaní, viajan últimamente a los países hispanoamericanos como quien se acerca a la esquina a comprar (los) 'chuches'. A María Luisa García Juárez, gerente del Consorcio del Bicentenario, le pasa lo mismo, se confunde su agenda americana con la española. Y es lógico que sea así. Son las exigencias del guión del 1812, que como uno no vaya a venderlo 'in situ' a los lugares donde tuvo su influencia, difícil será que vengan a vernos los de allí tan sólo por amor al arte.

Tanto han insistido nuestros cargos públicos, tanto insistimos los medios de comunicación, tanto y tanto se habla del espíritu del Bicentenario, que de un tiempo para acá raro es el día en que no encontramos una historia curiosa de algún gaditano que se ha ido, obediente, al otro lado del charco para meterse en un ídem o para pasárselo pipa o, en este caso, 'Pepa'.

La 'llamada' del hermano iberoamericano (y también la de algún acreedor insistente) fue lo que condujo al gaditano Jenaro Jiménez (Álvaro Domecq para los nuevos amigos) a buscar refugio en Paraguay, donde tan a gusto se encontró que hasta dejó su semilla. Buscando a su media naranja en Honduras, el chipionero Antonio Porta se coló en aquel país en el peor momento posible y acabó en el peor lugar posible, en la cárcel, acusado de disturbios. Sólo días después, no le fue a la zaga otro gaditano, Guillermo 'Willy' Urbano Lanza, abogado chiclanero detenido también esta semana en Honduras en una de las protestas a favor del presidente Zelaya. Como se ve, el espíritu de 'La Pepa' continúa, dos siglos después, removiendo conciencias. Y se reencarna en estos nuevos libertadores, a los que algunos lugareños consideran ya "hérores de la Resistencia", según traslada emocionado el propio Antonio Porta desde la cárcel hondureña.

A falta de tecnología, a comienzos del siglo XXI, desde Cádiz exportamos revolucionarios (o alborotadores, que dirían quienes contravienen la versión romántica dada por los anteriores). Quién sabe si el sindicalista Jesús Gargallo será llamado un día de estos a explicar, como monitor, su experiencia en los conflictos de Astilleros o a instruir a los defensores de la libertad frente a los nuevos caudillos suramericanos. Enhorabuena, señora ministra Bibiana Aído, ahí tiene su 'Resistencia 2012'.