Desde Tribuna

José Joaquín / León /

Resignados a la mediocridad

QUEDAN seis jornadas para el final de este tormento de Liga y ahí sigue el Cádiz. Está a 4 puntos de la promoción de descenso y a 6 puntos del descenso directo a Tercera. Significa que no está salvado, ni mucho menos; y se arriesgarían a lo peor si se confían. Ante La Roda se presentaba la oportunidad ideal de repetir la operación que salió bien ante el Arroyo: dar un golpe a un rival directo. Pero esta vez pudo más el miedo a perder. Un Cádiz muy conservador apenas creó jugadas de peligro, a pesar de que Agné experimentó con cinco delanteros: Pablo Sánchez, Peragón y Carlos Álvarez, que jugaron como titulares, y Villar y Belencoso, que entraron después. Ninguno consiguió marcar.

El campo de La Roda se agregó ayer al catálogo de terrenos de juego inimaginables que ha visitado el Cádiz en su peregrinar de Segunda B. Lejanos quedan los días en que este equipo jugaba en el Camp Nou, el Bernabéu, San Mamés… Aunque fueran el Pizjuan o el Villamarín en Segunda B, con los filiales, donde ya no le ponen los partidos siquiera. ¿Para qué? Si las masas que ahora moviliza el Cádiz lejos de Carranza no ascienden a más de 200 hinchas fanáticos. La decadencia continúa. Ya se ve como algo normal jugar un partido de alta competición en La Roda. Ya se ve como algo normal que peleen,a vida o muerte, con el Arroyo, el Loja y el Villanovense, entre otros, para no terminar en Tercera. Ahí estamos, aunque algunos miren arriba para nada.

En esta solemne ocasión de La Roda, decidió Raúl Agné jugar sin extremos. O poner en esa posición a Pablo Sánchez, que lo puede hacer o no, depende del día; y a Carlos Álvarez, que ya se vio que no lo hará nunca porque no tiene nada de extremo, si acaso la curiosidad de turnarse con Peragón, que tampoco es extremo. Juan Villar decían que es extremo, y entró tras el descanso.

Para el último cuarto de hora, también entró Belencoso, que no es extremo ni lo puede ser, pero que sustituyó a Pablo Sánchez, que tenía el día de perderse. En realidad, da igual quien juegue de extremo. No hay ninguno que se pueda comparar con Ferreiro o Ikechi, por citar sólo a los dos titulares de la temporada pasada.

Testigos presenciales de este acontecimiento aseguran que fue un partido insoportable. Una penitencia verlo, pasada ya la Cuaresma. En toda la primera parte, no creó el Cádiz ni una jugada de gol. Y en toda la segunda, sólo una ocasión, en un envío de Granell, que acabó en el larguero. Entre los cinco delanteros antes mencionados no crearon ni una. Sería que no tuvieron su día, como tantas otras tardes.

Seamos prácticos ante lo que nos queda. Seis partidos para garantizar brillantemente la permanencia. Se puede decir que ganando los tres de Carranza, con 50 puntos, se salvaría seguro. Pero los tres que van a venir son Écija, Lucena y Almería B. Todos van por delante del Cádiz y, en el caso de los lucentinos y almerienses, con aspiraciones de jugar la fase de ascenso. Rivales difíciles, como todos. Podemos pensar que el final de Liga será apasionante. Hasta ahí hemos llegado.

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