EL ALAMBIQUE

Luis Suárez / Ávila

Reflexión

AYER fue día de reflexión. Hoy lo es de elecciones. Todo el mundo con edad para votar debe reflexionar sobre a qué partido político va a elegir. Unos habrán recibido en su casa sobres con las candidaturas y saldrán para votar con la convicción de que deben votar aquello que le han echado por debajo de la puerta. Otros, en cambio, ya han reflexionado mucho antes y sabrán qué es lo que van a votar. Incluso otros que, hasta el último momento, no se han decidido y lo harán con el toro en la plaza. Los hay también que se quedan en su casa, o se van de viaje, o a la playa y pasan de votar. Alguno/a preguntará a alguien, en la propia cabina del colegio electoral, cuál es la papeleta del de las cejas o del de la niña. Otro que tal olvidará meter la papeleta en el sobre y aquel, más impulsivo, pondrá incluso dos del mismo partido o de dos distintos. El reventador pondrá algún comentario jocoso en su voto. El perfeccionista mentecato pondrá su firma en la papeleta. El exhibicionista gritará, en el propio colegio, a quién va a votar o a quien ha votado. Los cómodos, los impedidos, los viajeros responsables, ya habrán votado por correo. Tu voto, que es tu peso en democracia, tiene que ser reflexivo, válido y nunca nulo. Hoy se vota al Congreso de Diputados, al Senado ( hay que poner las X a los senadores que convengan) y al Parlamento Andaluz. Hay que votar responsablemente, reflexionando qué es lo mejor para que España vaya adelante, la economía salga de su hundimiento, las relaciones internacionales sean convenientes y la cesta de la compra y las hipotecas no se disparen; hay que votar a los que dejarías en sus manos a tus hijos y su futuro, sin temor, sobresaltos, ni improvisaciones. Hay que votar sosegadamente, sin tensión, ni drama y, sobre todo, no poner cara de estreñido rabioso para votar "con todas tus fuerzas". Por eso, yo no voy a dejarme comprar el voto por los aprendices de caciques que pagan 200 y hasta 400 euros al "ya te veré", ni voy a imitar a los que pregonan que votan "con todas las fuerzas", entre otras cosas, porque no estoy en venta, ni estoy estreñido. Y votar "con todas tus fuerzas" no es tampoco sano, porque es violento, agresivo e impetuoso y puede acabar por partir las frágiles urnas y salírsele a uno las almorranas.

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