LÍNEA DE FONDO

J.M. Sánchez Reyes / Jmsanchezr@diariodecadiz.com

Raúl y Enrique, tal para cual

Salvando las distancias, los estilos del exmadridista y el cadista siempre fueron discutidos

SE parecen, salvando las grandes distancias entre uno y otro, tanto en juego como en palmarés. Raúl González, llamado irónicamente 'El que nunca hace nada' por el locutor Manolo Lamas, y Enrique Ortiz, futbolista del Cádiz que tiene el honor y el mérito, junto a Raúl López, de haber destacado en una época cadista de tan pocas alegrías. Ambos no deslumbran por su físico ni por sus hechuras de futbolistas, pero siempre acaban venciendo a las críticas y a los que año tras año intentan jubilarlos. Raúl sigue demostrando que es un profesional como la copa de un pino y, en un retiro que muchos preveían dorado y destinado a ganar los últimos millones de su extensa carrera, su compromiso con el Shalke 04 es brutal. Enrique, que desespera con sus trompicones es el máximo goleador del Cádiz hasta el momento. Como a Raúl en el Madrid, siempre le buscan un sustituto, pero aguanta como nadie la presión y acaba convenciendo a los entrenadores que año tras años desfilan por el banquillo local del Carranza.

Admito que los estilos de estos dos peloteros no me entusiasman. No son elegantes, finos, técnicos... pero aburren a un caballo de madera presionando a los defensas, que en la mayoría de las ocasiones no saben por dónde van a salir esos estilos tan toscos, a la vez que efectivos. En el caso de Enrique, es precisamente esa 'trompiquinha' o 'enriquinha' lo que descontrola a los defensas, lo que le convierte en el Julio Salinas de la Bahía. Ahí está el tío con ocho goles. Fue, dicho por el propio Víctor Espárrago, el que mejor se adaptó a Primera División, jugando un fútbol más que aceptable. Y no podemos olvidar su aportación al ascenso a Segunda con Xavi Gracia goleando y asistiendo a Toedtli en buena parte de los tantos marcados por el argentino.

Nunca tendría un póster en mi habitación (además, no tengo edad para eso) de Raúl González o Enrique Ortiz, pero siempre me merecerán un enorme respeto como currelantes del fútbol.

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