Raphael

En cada actuación lo da todo se entrega, algo muy complicado cuando ya se han vivido tantas cosas

Confieso que me reía cuando era chico y en el programa de fin de año aparecía cantando el tamborilero haciendo su sonoro porroponpon y es verdad que más de una vez lo imité interpretando en carne viva o como yo te amo, pero es cierto que mi admiración hacia él ha ido aumentando con los años y creo que no soy el único. De hecho estoy loco por ir a uno de sus conciertos.

Raphael, así escrito, creo que se ha convertido en una de las personas en España sobre las que hay una opinión unánime y ya es difícil en un pais en el que cada día la gente se atrinchera más y le es más complicado encontrar figuras de encuentro. El cantante es admirado y querido por todos y eso tiene mucho mérito.

Nunca le ha hecho falta sacar banderas ni ponerse mascarillas de los colores de la Guardia Civil para presumir de su españolismo y se ha convertido en una figura mundial, que comparte escenario con otros artistas dando momentos memorables.

Da la impresión, y a pesar de los problemas de salud que ha tenido que, en cada actuación lo da todo, se entrega, algo muy complicado cuando ya se han vivido tantas cosas y durante tantos años. Parece que mantiene la ilusión del joven. No sólo se le admira por como canta y como se comporta en el escenario. Se le admira también por su persona, por lo que demuestra sin tener que decir nada.

En su vida personal es además muy discreto. Coqueto, con el pelo muy cuidado, siempre vestido con una sencilla elegancia, con esa personalidad que sólo tienen los grandes artistas, llena el escenario con su presencia, aunque no es alto, ni voluminoso.

El pasado viernes en Aracena la Junta de Andalucía le otorgó el premio Andalucía del Turismo 2020 por su labor como embajador de la región. A sus 77 años allí estuvo para recogerlo, como si fuera el primer galardón que le dan en su vida, demostrando una humildad y un saber estar que llama la atención. Podía haber dicho que no podía ir por el riesgo que suponía para su salud... y todos lo hubieramos entendido, pero allí estuvo el tío. Respeto todas las normas sanitarias pero fue un valiente al acudir a un acto público. Presumió de su Jaén natal, dió las gracias, sonrió y se retiró con su premio en la mano... como un gran señor. Qué suerte tenerlo entre nosotros.

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