Palabra en el tiempo

Alejandro V. García

Ración de razones

ESTAMOS mal, muy mal, pero consiliarios y consejeros no nos faltan. No hay día, qué digo día, hora, en que alguna institución financiera, algún magnate o el mentor de un sanedrín no envíe un recado cargado de negros augurios al Gobierno, a la oposición, a los españoles o a quien quiera oírlo, porque no está claro quién es el receptor final de las exhortaciones. De hecho, los únicos que nos damos por enterados y celebramos convenientemente los presagios somos los periodistas, que nos hemos convertido en voraces consumidores de malos agüeros. Si juntáramos todas las predicciones que hemos elevado a la categoría de titular obtendríamos una descripción inextricable del infierno.

MAFO, el gobernador del Banco de España según su criptónomo apodo, aprovechó el otro día sus intervención en la Comisión de Presupuestos del Congreso para reclamar al Gobierno un plan alternativo de recorte de déficit, aún más duro, por si el aprobado resultara insuficiente. Nos vigilan, ha venido a decir Fernández Ordóñez, y no nos podemos permitir defraudarlos. Según el gobernador del Banco de España, las tensiones en los mercados financieros aún no han terminado y la economía española va a estar sometida a "la vigilancia de quienes la financian" (¿). Todavía pueden reaparecer "episodios proclives a la propagación de la sospecha y la desconfianza", por lo que consideró fundamental "la adecuada configuración" de la política presupuestaria y de las reformas. Una película de horror, de espionaje.

Por su lado, Ángel Gurría, de la OCDE, ha predicho que España tendrá "un futuro mediocre" hasta el año 2017. La utilización de adjetivos con desinencias morales para prever el futuro produce aún más incertidumbre que la prosodia económica. La irresistible ambigüedad del término "mediocridad" referido al futuro produce espanto. Hasta José María Aznar, el mismo día en que el periódico Foreing Policy le incluía en la lista de los cinco peores ex presidentes de la historia reciente (junto al nigeriano Olesegun Obasanjo, el filipino Joseph Estrada y el tailandés Thaksin Shinawatra) despachaba una buena ración de consejos desde el diario La Razón (ración de razones).

¿Quién pretende dictar la ruta a la economía española? ¿Quiénes están detrás ese alud de consejos que aprovechan la debilidad del Gobierno y el ensimismamiento de la oposición? ¿De dónde provienen las amenazas? ¿Quiénes nos vigilan? Es decir, ¿quién ajusta los recortes económicos de España con un Gobierno doblegado a los apóstoles del neoliberalismo, a MAFO, a la OCDE, el FMI, a los tiburones del Wall Street y no sé cuántos cientos de mentores más? La respuesta es espantosa, por lo que tiene de aprendizaje del vacío, de reconocimiento de un poder incorpóreo y predominante.

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