Con frecuencia se lamenta Cádiz de la escasa herencia que dejó el Bicentenario en la ciudad. Aquellos fastos, muy tocados económicamente por la crisis, dejaron poco para el futuro porque los grandes proyectos apenas si salieron adelante como se proyectaron y si lo hicieron, como el Castillo de San Sebastián o la rehabilitación del Oratorio y la creación del Centro de Interpretación, después se desinflaron y se desgajaron incomprensiblemente de su verdadera historia por razones más humanas que divinas. De aquella época, sin embargo, queda el reflejo de un ciclo de conciertos, el dedicado a la música de cámara, que la asociación Qultura trata de mantener cada año contra vientos desatados y mareas tempestuosas. Cuesta mucho, les cuesta mucho, pero ahí andan empeñados en organizar cada año sin todo el apoyo necesario un pequeño ciclo de cámara que sigue sonando muy bien.

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