El Tiempo Un inesperado cambio: del calor a temperaturas bajas y lluvias en pocos días

Salvador Mera Crespo / Secretario General De UGT Cádiz

Quieren acabar con todo

Desde de antes de que estallara la crisis, desde la UGT de Cádiz venimos reclamando un modelo productivo distinto para este país y, en especial, para esta provincia. Y de hecho, el modelo económico -construcción y servicios- sobre el que ha crecido nuestro país y su desafortunada historia industrial explican por qué la crisis ha sido tan virulenta en España. Ahora que llevamos más de cuatro años de debacle económica, financiera y social me mantengo y reafirmo en la idea de que este país está a caballo entre El Quijote y el descubrimiento de América y que de ahí, no nos hemos movido.

La venta de grandes industrias como Barreiros, Montesa, Bultaco o Derbi a multinacionales, o la falta de apuesta por el automóvil a pesar de nuestra experiencia, son ejemplos de nuestro desarraigo industrial.

Con esto quiero decir que la falta de miras de este país ha sido un continuo en nuestra historia y que de aquellos polvos, estos lodos. Por eso, nuestra exigencia de una política industrial va a ser constante porque este país necesita un tejido empresarial serio y una patronal seria, que invierta los beneficios en mejor empresa, en más técnica, en más I+D+i.

En un mundo en el que está todo inventado, no podemos seguir dando palos de ciego buscando sectores productivos, cuando además tenemos dos grandes sectores que nos son naturales. La agricultura con la ganadería y el medio ambiente con nuestro clima nos ofrecen grandes posibilidades de riqueza económica que no hemos sabido aprovechar.

En nuestra provincia, hemos subestimado aún más estos dos sectores y no lo hemos explotado de manera eficiente y eficaz. Necesitamos un mejor desarrollo de la agricultura y la ganadería con sistemas de producción finalistas y plantas de transformación alimentaria que darían un alto valor añadido a todas nuestras producciones. ¿Cómo es posible que siendo esta provincia la mayor productora de corcho no tengamos una industria propia del sector? Exigimos también un plan turístico sostenible con el medio ambiente.

Pero además, nuestra recuperación económica pasa indefectiblemente por una apuesta industrial clara, con sectores en los que tenemos una experiencia demostrada como el naval y el aeronáutico que deben quedar consolidados, y por un pacto energético con el que explotar nuestra capacidad para generar energías renovables.

En este panorama, con la crisis de fondo, la actuación del Gobierno del PP camina en el sentido contrario, no sólo no generando riqueza, sino acabando con derechos y con la intención de cambiar el sistema y acabar con todo.

Tanto el Gobierno como sus medios de comunicación afines, han ido quitándole valor al mundo del trabajo, persiguiendo a los trabajadores que se dan de baja. Y así, hacen una ley que pone a todos los trabajadores a los pies de los caballos.

Pero es que además, este Gobierno ha ido desprestigiando a los funcionarios y a los sindicatos, porque no es cierto que los trabajadores no hayamos estado a la altura de las circunstancias en los momentos delicados del país. Siempre hemos estado, y tenemos tanto compromiso como el señor Rajoy.

Tampoco pueden poner en entredicho más nuestra legitimidad que se renueva cada cuatro años. Los hombres y mujeres de la UGT que representan a los trabajadores con honradez y con franqueza, siguen siendo elegidos en el seno de las empresas.

Los trabajadores somos los que más hemos puesto en la democracia y en la historia de este país. Pero ahora se quiere pisar a la clase trabajadora pisando a sus organizaciones.

Pero no van a poder con nosotros porque vamos a pelear hasta la extenuación por la educación pública, por la sanidad y por la Ley de la Dependencia, pese a quien pese.

Los servicios públicos son la única manera de equilibrar la sociedad. Ante la sanidad, ante la educación, los pobres tenemos que tener los mismos derechos que los ricos. Los perjuicios que este Gobierno ha generado en dos meses de actuación van mucho más allá de lo razonablemente pensado.

Ojalá nuestro discurso no tuviera más de 30 años y no tuviéramos que reivindicar lo mismo que reivindicaba Pablo Iglesias hace 124 años pero quieren acabar con todo.

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