Viernes Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Viernes Santo en la Semana Santa de Cádiz 2024

Este titular habrá sido utilizado antes en decenas de artículos, pero viene como aceite a las espinacas para comentar unas declaraciones del ex futbolista y actual seleccionador de Qatar Xavi Hernández. Nos permitimos la coma -"Tararí que te vi", o sea, "ay, granuja, vete a paseo" no la lleva-; se pone aquí con cierta intención, que es lo que decimos cuando nuestra intención no es muy benévola con el tararí o con el qatarí. Empachado de la parademocracia posteatral y preelectoral con la que venimos siendo atiborrados, no pasa nada por volver al otro tema cansino a la española, el procés y sus poliédricas manifestaciones.

Xavi fue un futbolista clave en la época más dorada del Barcelona y de la nacional. Siguiendo los pasos de otro indepe divino, Guardiola, atendió a la llamada de la pasta gansa, lo cual es sencillamente normal: a quien Dios se la dé… Trabaja en uno de esos países artificiales en los que, bajo el desierto y el pedregal, una vegetación pretérita y las cagarrutas de millones de cabras produjeron el oro negro, y convirtieron el erial -en concreto, Qatar- en un seudopaís de opulencia, rascacielos y que nos falte de nada, incluidas jugosas pagas para todos sus habitantes, también si éstos decidieran rascarse el kaftán a diario. Los jeques de allí ponen con una mano una vela al hermano yihadista y, con la otra, otra más al presidente de la Exxon o la Texaco. Y si hace falta mano dura, que no suele, se cortan unas manos rateras o se flagelan unas suaves espaldas que nunca han visto el sol.

Xavi Hernández, con el disimulo propio de quien tuvo forofos por toda España, nunca ha ocultado su filia independentista. Lo cual debemos respetar. Pero esta semana ha caído en una suerte de levitación identitaria, y no ya del tipo catalanista que pide el divorcio con España por las bravas: levita en modo qatarí. Ha dicho: "Qatar no es una democracia, pero funciona mejor que España", "Aquí hay muchas ventajas, tranquilidad, seguridad, las casas sin llave, los coches aparcados en marcha… en España veo mucha injusticia". El argumento es tan lisérgico como el de los melancólicos del General con quien "se vivía mejor". Es todavía más osado que un residente en La Zagaleta o Sotogrande que afirmara que en sus urbanizaciones de máximo postín y vigilancia sí que se vive bien, porque no hay pobres ni botellón ni gente ordinaria, y eso es tan fenomenal. Sucede que a Qatar hay que ir con los ojos de la fe, que todo lo filtran en pro del coleto propio y el de la Patria. Ay, qatarí Hernández, que te vi. El plumero: demasiado catalán.

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