El último en asumir la máxima esclava ha sido Josef Ajram. Que nos olvidemos de estabilidad laboral y las 14 pagas y demás. Que estamos ante un cambio de paradigma, chicos. Abrazo o rendición. No hay nada que hacer. La asunción esclava está prendiendo como la pólvora justo allí donde quieren que prenda. Es inaudito lo seco y preparado que estaba el campo. Pura estopa. Lo peor que puede hacer un "esclavo", o un proyecto de, es creérselo. Puestos a que nos prendan las palabras, prefiero que nos hagan fuego las de quienes dijeron que no importa lo que te digan: no hay que dejarse poner las cadenas. De Flora Tristán, que se pateó el infernal Londres de principios del XIX, hasta Owen Jones; de G.K. Chesterton -prender fuego a la civilización por una golfilla de pelo rojo como concepto imbatible- a George Orwell. Y tantos, tantos otros. Lean como si les fuera la vida en ello, que diría Enric González, porque les va la vida en ello.

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