Psicopolítica

Los españoles somos difíciles para el pacto, muy dados a imponernos o a oponernos, pero no a exponernos

Escucho y leo por todas partes que el futuro político de España está abocado a pactos de Gobierno. Esta vez estoy de acuerdo con la opinión general, y no porque sea bovino o adivino. Lo advierten, desde dentro, las encuestas. El voto en España está dividido como nunca en varios partidos nacionales y en un puñado de partidos nacionalistas. Tan dividido que no sumará el que gane. Y, desde fuera, lo advierten las barbas de los vecinos: Alemania, abocada, Italia, abocada.

Habrá que aprender a hacer pactos, se dice, con poca confianza en la capacidad de aprender de los españoles, que no somos daneses como en Borgen. Y yo también comparto ese temor a la dificultad hispánica al pacto, tan dados como somos o a imponernos o a oponernos, pero no a exponernos.

Pero no estoy de acuerdo con todo lo que dicen. Porque ya embalados los analistas añaden: "Tendrán que aprender los políticos a no poder cumplir todas sus promesas y a no seguir al pie de la letra su programa electoral". Entonces salto y pienso: "¡Qué! ¿Cuándo han honrado sus promesas y ejecutado sus programas electorales, eh?"

En realidad, si se alcanzan los pactos será mucho más fácil que se cumplan promesas y programas. "¿Cómo es eso, si tendrán que ceder todos?", me preguntarán los analistas. Por una triste ley, innoble e inexorable, de la psicología humana: todo el mundo encuentra mucho más fácil exigir a los demás que a sí mismos. Cuando uno tiene mayoría absoluta, sus promesas le obligan a él y él tiene poder para escaquearse y se escaquea, porque se sentía constreñido por la palabra dada, aunque fuese la suya. En cambio, si se llega al gobierno tras una ardua negociación, las promesas y programas se esgrimirán contra los socios, a su costa, y se les exigirán a ellos.

Naturalmente, todos los partidos que entren en un pacto de gobierno o de legislatura tendrán que renunciar previamente a parte de su programa; pero, al final, habrán peleado por cumplir la otra parte más de lo que se hubiesen esforzado por cumplirlo entero de haber disfrutado de la mayoría absoluta. La psicología humana pesa mucho.

Esta teoría se podrá comprobar fácilmente comparando el tanto por ciento del programa que han cumplido los Gobiernos monocolor que hemos disfrutado hasta ahora, y el tanto por ciento de cada programa de cada partido en una hipotética coalición de gobierno. Veremos que es más fácil exigir que exigirnos, como ya sabíamos.

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