La tribuna

Rafael Rodriguez Prieto

Primarias, estrategias y perritos

CUANDO perdí mi empleo tuve que ponerme a trabajar con mi propio coche". Lo dice Jane mientras saca mi mochila del maletero. No estamos ni en Argentina, ni en Polonia; estamos en Lowell, Massachussets. Se supone que es uno de los Estados con mejor nivel de vida de la unión. "Cerraron las fábricas. Muchas se las llevaron a China. De todas maneras en el medio-oeste están peor; mi hermana vive allí y no es fácil pagar las facturas a fin de mes".

El próximo presidente de Estados Unidos se enfrentará a una realidad difícil. Después de ocho años de gobierno Bush, se ha acumulado un déficit público de nueve trillones de dólares. El país está inmerso en una guerra que nadie sabe cómo se va a pagar. Contratos multimillonarios otorgados a dedo en Iraq y crisis de las hipotecas completan un panorama no muy halagüeño.

Comienza el juego sucio. Hace unos días veíamos unas fotos de Obama con turbante (¿prenda sospechosa?). Hace una semana el New York Times ensuciaba la imagen impoluta de McCain asegurando que tenía relaciones con una joven lobbista rubia y de ojos azules. La cosa quedó en suspenso y la credibilidad de NYT un poco tocada.

En el lado republicano todo está decidido. Huckabee es consciente de que no va a ganar. Lo único que espera es quedar en una buena posición para el futuro o para negociar su acceso a la vicepresidencia. No sería una mala elección. McCain no es considerado suficientemente conservador. Si Huckabee fuera su segundo, se estimularía el voto religioso y ultraconservador que fue clave en la elección de Bush en el Estado de Ohio en 2004. Los estrategas de Bush tomaron una decisión brillante y revolucionaria en este Estado: descartaron completamente el voto indeciso y se centraron en el sufragio conservador y religioso. Su objetivo fue estimular a estos electores para que abandonaran por unos minutos sus iglesias y televisores con el fin de que fueran a votar el día de las elecciones. Estos electores no votaron un presidente con el que había crecido el paro, la corrupción o los ciudadanos sin seguro sanitario. Estas personas votaron a un presidente que iba a proteger sus principios morales y religiosos.

La religión es un tema importante aquí. Los candidatos demócratas no han prestado tradicionalmente demasiada atención a este asunto. Ese error y algunos otros fueron la causa de la derrota de Kerry en 2004. Para no repetir la historia, tanto Hillary como Obama, están hablando de su fe; incluso rezan en público.

Hablando de fe, un tercer candidato ha entrado en liza. Su nombre es Ralph Nader y se presenta como independiente. Es la tercera vez en que concurre a unas elecciones. En el año 2000 se presentó y obtuvo un porcentaje de voto suficiente para que los demócratas lo culparan de la derrota de Gore, a manos de Bush, en el Estado de Florida.

Nader no es cualquier loco que quiere dar la nota de color. Es un político con una larga y brillante carrera en la defensa de los derechos de los consumidores. Los cinturones de seguridad en los coches son producto del esfuerzo de este activista social. La influencia de Nader y su equipo ha sido muy relevante en campos como la seguridad alimenticia, los transportes públicos o la energía. En 2004 su porcentaje de voto disminuyó mucho y, probablemente, su concurso en estas elecciones será irrelevante. El credo de Nader se basa en cinco principios: conseguir una sanidad pública como la europea, lograr que se juzgue a Bush y Cheney, priorizar la energía limpia, recortar el presupuesto militar y limitar el poder de las corporaciones. Su frase al presentar su candidatura en las grandes cadenas de televisión ha sido precisamente esa: Washington es terreno ocupado por las corporaciones privadas.

La influencia de las multinacionales, a través de los lobbies o grupos de presión, es muy relevante. Los europeos deberíamos aprender esa lección y minimizar la influencia que estas corporaciones tienen en el Gobierno de la UE. Si nada se hace, Bruselas puede ser en poco tiempo, si no lo es ya, territorio ocupado por las corporaciones.

Destacados dirigentes del partido demócrata, que serán los llamados "superdelegados", están mostrando su apoyo a Obama. Al fin y al cabo es el único candidato que puede batir a cualquiera que se presente del lado republicano.

Mientras, la guerra sigue. Se ha puesto en marcha una campaña para adoptar a los perritos callejeros de Bagdad. En uno de los informativos se ven a los felices papas adoptivos recibiéndolos en el aeropuerto. Tanta buena voluntad me va a hacer llorar. Menos mal que los perritos no llevan turbante que si no…

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