Uno de los principios más distintivo y más apreciado de un Estado de Derecho es el de que el imputado debe ser considerado y tratado como inocente, mientras no se declare su culpabilidad por resolución firme. Así figura en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y también en la Constitución española y en los tratados internacionales. Pero a pesar de tan solemnes pronunciamientos, como dice Emilio Cortés, catedrático de Derecho Penal, saltarse esa presunción es un deporte nacional en España y lo dice a la vista de lo que está sucediendo con el jugador del Cádiz CF Juan Cala al que se le pretende condenar sin prueba alguna por haber dedicado, supuestamente, un insulto racista a un contrincante, en el partido de fútbol disputado contra el Valencia CF. Y este deporte parece que lo practican, condenando sin pruebas, personajes tan significados como el alcalde de Cádiz que ha dicho que "el racismo se condena siempre, sin fisuras, sin medias tintas y sin excusas", dando por supuesto que el insulto se produjo. Y la ministra de Igualdad y Derechos Sociales, Irene Montero, que pide explicaciones a los estamentos deportivos para conocer las medidas adoptadas en este caso, dando también por supuesto, que el insulto racista se ha producido. No faltan Pablo Echenique y el mismo Pablo Iglesias, que se adhieren a la condena, sin pruebas y además este último presume que las ministras de su partido en el Gobierno de España se han mostrado solidarias con el jugador del Valencia.
Yo vi parte del partido por televisión. Conecté justo cuando los jugadores del Valencia se retiraban del campo, es decir, después del presunto insulto. Pero la teelvisión dio imágenes anteriores y en ninguna se oye el supuesto insulto y me llamó la atención que el jugador, lloroso, fue contando a sus compañeros de equipo, e incluso a los del Cádiz, el insulto recibido. Su actitud afectada más bien parecía que era para magnificar el insulto que decía recibido. Ahora resulta qsupuesto ue La Liga Profesional ha revisado el material audiovisual de las 14 cámaras y siete micrófonos conectados para el partido, contratando a una empresa especializada que aumenta la potencia de los sonidos y aísla otros ruidos, y llega a la conclusión de que no aparece el insulto del que se acusa al jugador. Puede pues ahorrarse el Valencia CF su trabajo "con medios propios", para encontrar la imagen que prueba el insulto. Con esto, se puede considerar que es el fin del bulo que pretendía el jugador del Valencia y a él sí que se le debe sancionar como corresponda.
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