EL ALAMBIQUE

Rafael / Sánchez / González

Preparando las maletas

EN años de bonanza económica esta frase hubiera tenido un significado alegre al aludir a la preparación de unas merecidas vacaciones normalmente con la llegada del verano, ocasión que se elegía para conocer nuevas tierras o para saludar a familiares lejanos. Pero mucho me temo que actualmente esta máxima haya perdido ese valor efectivo para convertirse en un signo de un cercano perjuicio próximo a llegar en el mundo del trabajo.

Dicen algunos científicos que de continuar la situación mundial de degradación del medio ambiente se llegaría a un cambio climático cuya una de sus consecuencias podría ser la desertización natural de esta zona, y de una forma más amplia de todo el sur de la Península. Pero es una cuestión de futuro con su lejanía en el tiempo. Más preocupante, si cabe decirlo así, es la desertización industrial que se está produciendo en la localidad, o si se quiere en el ámbito de la Bahía y sus zonas de influencia, pues aquella ya está aquí, y es un presente doloroso, con las correspondientes perdidas de puestos de trabajo. Ya las empresas se van unas detrás de otras, ya sean nacionales o multinacionales, sin respetar uno de los principios básicos que siempre se ha señalado como esencial, cual es el de la obtención de los beneficios. Ahora se ha establecido un nuevo vocablo totémico, es la palabra deslocalización, en función de la cual las industrias se van sencillamente cuando quieren, sin mirar el efecto negativo que pueden provocar en la zona, tanto en la economía, como, y fundamentalmente en las familias. Además si hay que salir primeramente de alguna zona ya se sabe de que lugar. La experiencia en esto es de primera mano.

Este es el presente industrial, menguado y en mala situación, aunque con la esperanza de que con las múltiples conversaciones que dicen se van a abrir se pueda frenar esta espiral de caída libre industrial procurando una recomposición del tejido industrial. Con esta visión positivista quiero concluir el artículo, porque si analizáramos el futuro me podrían confundir con un autor de la Generación del 98.

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