LO malo de este Cádiz no es que no sepa hacia dónde se dirige, sino que el camino está siendo terrorífico. La última reunión del consejo con los administradores concursales arrojó lo que ya se preveía: más recortes, como si la omnipresente Merkel también hubiera tomado el mando de un submarino amarillo cada vez más viejo y destartalado, irreconocible, y que mancilla la historia que le granjeó el apodo y la leyenda.

Con una deuda millonaria y el único activo tangible de El Rosal como atractivo para posibles compradores, no tengo yo nada claro que la sociedad se vaya a vender. Igual si en vez del hermano de Ronaldinho fuera el Primo, lo de Primo con mayúsculas, habría más posibilidades. Por desgracia he vivido demasiadas ventas del club, como seis o así, sin contar a los Massato Horita, Antonio Mendoza y compañía, por lo que cada vez que escuchó que está prácticamente hecho, que es cuestión de días, que faltan unos flecos... me echo a temblar.

En esta historia se callan muchas cosas y me surgen otras tantas dudas. Por ejemplo, cuándo podrá alguien explicar cómo un club modesto como el Cádiz llega a deber más de 13 millones de euros. Otra cuestión que lleva meses atormentándome es ¿qué pasó para que la casi segura venta del Cádiz a Quique Pina se torciera a última hora? ¿Hubo alguna directriz externa? Pina compró el Granada y ahora está a punto de subirlo a Primera. Al Ciudad de Murcia lo construyó de la nada y lo metió en Segunda y es uno de los hombres que se puede decir a ciencia cierta que sabe de fútbol. A tiro pasado es muy fácil hablar, pero pienso que el Cádiz y Muñoz tuvieron una ocasión de oro con el agente de futbolistas pero se dejaron engatusar por el glamour de Baldasano, Del Bosque, García Remón y compañía. Aquella temporada pudo cambiar la suerte del Cádiz pero se eligió mal. Como siempre. Ahora parece que de verdad habrá que jugar con la cantera. Hay grandes jugadores salidos de la necesidad. Ojalá alguno surja en Cádiz y lo veamos en Carranza.