LOS partidarios de la unidad del Imperio achacan los males de España a las 17 autonomías. Pero el gran problema de la España de hoy son las provincias, un invento del siglo XIX totalmente fuera de lugar. En la batallita tontísima entre Cádiz y Sevilla, a cuenta de mi zona franca, mi puerto y mi plataforma logística, se aprecia muy claramente. El gran problema de fondo es que no se puede tener en dos ciudades separadas por sólo 100 kilómetros (y a una hora o así de distancia) dos proyectos distintos de Zona Franca, dos proyectos distintos de Puerto y dos proyectos distintos de Plataforma Logística, compitiendo entre ellos. Sólo puede haber uno y la única alternativa es unirlos.

También es ridículo que PP y PSOE apoyen un proyecto en Sevilla (el PSOE municipal sevillano ahora incluso urge el dragado del río) y en Cádiz se opongan, con el PSOE pidiendo la dimisión de la alcaldesa en la Zona Franca por no evitar lo que defienden los socialistas sevillanos, mientras los populares gaditanos critican a los populares sevillanos por no informales de algo que ya se sabía. Estaba en marcha desde hace dos años, desde que Zoido es alcalde, cuando Teófila sonreía y decía "no habrá Zona Franca en Sevilla porque lo debe autorizar Bruselas". Ahora pone la cara de "me marcaron un gol y yo no he puesto la barrera".

Los partidos deben defender lo mismo a 100 kilómetros de distancia, excepto que piensen que sus votantes son tontos. La única salida que tiene este laberinto es una Zona Franca común, un Puerto coordinado (y con objetivos diferenciados), y una sola Plataforma Logística del Sur de Europa para el Área de Sevilla-Cádiz. Es la única forma de que en el extranjero no se lo tomen a risa.

Visto desde Cádiz, Sevilla está a semejante distancia que Algeciras, con la diferencia de que existen mejores comunicaciones entre Cádiz y Sevilla que entre Cádiz y Algeciras, porque hay conexión ferroviaria, y con el Campo de Gibraltar no. Es una pena que no tengamos también (por incapacidad política) una autovía completa gratis entre Cádiz y Sevilla, además de la autopista de peaje (que se construyó en el régimen anterior, precisamente para facilitar la salida de Sevilla al mar y acercar Cádiz a tierra firme).

Sobre Sevilla y Cádiz yo podría escribir un tratado, pero todo se reduce a lo más elemental que se olvida: no son dos mundos, sino uno solo. Pero, claro, se necesita gente inteligente para entenderlo y para ponerse de acuerdo.