Tenemos el automatismo darwiniano de oír "pez grande" y empezar a lamentar la suerte del pezqueñín. Sin embargo, para que el pez grande se coma al pequeño, tiene que trincarlo y, a veces, el chico no se deja. El pez grande o come o se reconcome. Que los grandes no están necesariamente mejor adaptados para la supervivencia debería de estar claro desde los tiempos de los Amphicoelias fragillimus y demás dinosaurios imponentes.

El caso del Partido Popular puede ser parecido. El cruce de las últimas declaraciones no son buenos augurios para el proyecto de Casado. Por un lado, Aznar y Mayor Oreja instan a una fusión con Vox. Resultaría chocante, tras el famoso discurso de Pablo Casado contra Abascal el día de la moción de censura, además de prácticamente imposible, pero es un palo a la estrategia de Casado (en las ruedas). Se habla de una fusión con Vox en pie de igualdad, de modo que, con la excusa de los buenos consejos, han dejado botando la pelota, si no la del sorpasso, sí la del igualazo.

Y por el centro, ¿qué se encuentra Casado? Pues que las lanzas se vuelven cañas, pero no de azúcar, sino de Jordi Cañas que no se corta, pero se afila. Ha dicho: «Nosotros [Cs] nunca hemos sido de derechas. Dicho esto, el sueño húmedo de la refundación del centroderecha nace del PP, que es el partido que tiene de verdad un problema muy serio con la aparición de Vox. Quieren blanquear sus siglas fusionándose con Cs y eso no va a pasar. […] Cs tiene un proyecto y una hoja de servicios impecable, no vamos a tener dos años de juicios de corrupción, así que no necesitamos fusionarnos». Prefieren heredarlo.

En el centroderecha no caben tres partidos, sino, como su nombre indica, dos: centro y derecha. Las ideas de centristas-europeístas y las de conservadores-populistas son como el agua destilada y el aceite de oliva. Para que hubiese un solo partido, éste tendría que engañar a un grupo de sus votantes o a los dos, y eso ya no volverá a pasar. Hay que ir a los pactos post-electorales con respeto mutuo y en proporción a los votos. La ventaja de Vox es que la derecha no la quiere nadie más, aunque es más populosa. La ventaja de Cs es que el espacio que queda es el centro, y ahí están ellos, pequeños, pero posicionados. La ventaja del PP es su tamaño y su cantidad de mandos medios preparados, aunque, como decíamos, al principio de este artículo… [Regrese, por favor, al primer párrafo.]

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