Peligro de una segunda oleada

En Cádiz, el problema no fue abrir las playas, sino que algunos se comportaron como si ya no pasara nada

Según lo que hemos visto en los últimos días, existe un serio peligro de que los casos de coronavirus sufran una segunda oleada. Esto hay que explicarlo a la gente. Lo deben evitar ahora, para no lamentarlo en mayo. Y, desgraciadamente, viendo las intervenciones del ministro de Sanidad, Salvador Illa, se nos ponen los vellitos de punta. Es igualito que Pedro Sánchez. Se dedican a poner excusas para justificar sus responsabilidades. Para no cargarse eso que llaman la desescalada, hay dos cuestiones básicas: Primera: Cortar la cadena de propagación de la epidemia, detectando a los asintomáticos. Segunda: Cumplir todos (incluso Pablo Iglesias) las medidas de seguridad personal. Sin eso, podemos estar confinados hasta el verano y con miles de muertos más en España.

Todavía no han aprendido de países como Corea del Sur y Alemania, que son ejemplos para controlar el coronavirus. ¿Cómo lo han conseguido? Rompiendo la cadena de contagios. Una epidemia no es eterna, tiene una duración (primero sube y después baja, como explicó el gran Simón), y ahora está bajando en toda la Europa occidental. Pero no ha desaparecido. Puede ocurrir que vuelva a escalar otro pico de los Alpes. Para romper la cadena de contagios, en los países más civilizados hacen test masivos, detectan a los portadores asintomáticos y los aíslan en cuarentena. En China también hacen eso. Aquí no se puede, ni siquiera a todo el personal sanitario, porque faltan test suficientes. El estudio serológico que empezaron ayer es como una encuesta, es indicativo, pero no basta para aislar a miles de portadores, que van a salir pronto a las calles, si no están ya.

Por otra parte, hay que cumplir las medidas de seguridad. Para eso no hacen falta más multas, sino más responsabilidad. También son necesarias más mascarillas, que siguen escaseando, y más que van a faltar. Al tiempo. En la alegre jornada del domingo se vio la irresponsabilidad de muchos padres y madres con sus hijos. En Cádiz el problema no fue abrir las playas, sino que algunos se comportaron como si ya no pasara nada. Así conseguirán que las autoridades den marcha atrás. O no, hemos entrado en un periodo de alto riesgo. Después de la ruina causada, Pedro y Pablo están dispuestos a lanzarnos sin paracaídas. La economía ya no aguanta más, y la gente tampoco.

Probablemente, hemos comenzado la quincena decisiva para el coronavirus. Cuidado con las locuras. Porque se puede destrozar todo el sacrificio realizado durante el último mes y medio.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios