Peleas en la Punta

Cádiz es una ciudad de acogida de bronquistas, que no se quedan en sus municipios de residencia

Raro es el trimestre en que no se monta una polémica por las peleas y broncas en la Punta de San Felipe, de Cádiz. La Policía Local, que mantiene un dispositivo fijo y está hasta la gorra de este asunto, ha elaborado un informe en el que ha comparado la situación con otras capitales andaluzas. Según los datos existentes, como se ha publicado, en los últimos 15 años hubo más de 2.900 reyertas en la Punta, donde a partir de 2007 se creó el botellódromo. Significa que las broncas proceden de antes de los botellódromos (en 2004 murió Francisco Gamboa, apuñalado en la Punta); y que suprimirlo, como pretende la Policía Local, no garantiza que Cádiz sea un oasis de paz y seguridad.

Por el contrario, sería interesante elaborar otro informe para ver las causas de las broncas en la Punta de San Felipe, y los motivos para que el índice de peleas juveniles sea mayor que en otras ciudades andaluzas. En Cádiz hay menos tribus urbanas que en otros municipios del entorno. Es decir, que el porcentaje de angangos es menor en el total de la población. Hay más perros que angangos. Pero es una ciudad de acogida de bronquistas, que no se quedan en sus municipios de residencia sino que vienen a Cádiz. Sería interesante conocer el porcentaje de forasteros implicados en las broncas. Con eso no digo que todos los gaditanos y gaditanas del botellón sean inocentes. Pero también están implicados forasteros, e incluso estudiantes de Erasmus.

Supongamos que el botellón de la Punta de San Felipe es suprimido y que los policías locales que allí batallan se quedan durmiendo en sus casas las noches de los sábados. ¿Eso mejoraría el problema? Es bastante dudoso. Puede ser peor. Sobre todo sería peor para los vecinos de muchas zonas del casco antiguo de Cádiz, que de inmediato recuperarían gran parte del ambiente bronquista y del ruido de antaño.

Los botellódromos se crearon a petición de los vecinos de las principales ciudades andaluzas, que estaban hartos de soportar los escándalos de los fines de semana. En Cádiz, el Ayuntamiento (entonces con Teófila en la Alcaldía) tomó la decisión de instalar el botellódromo en la Punta porque no se podía en las aguas de la Bahía. Es decir, que cuanto más lejos mejor.

Las peleas recidivas nos alertan de que el origen del problema sólo se atajaría con soluciones más contundentes, aunque muy polémicas. Como sería impedir de verdad el consumo de alcohol y drogas en espacios públicos, en el horario nocturno. Pero para eso necesitarían más policías.

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